El adelgazamiento de la capa de ozono es resultado de la acción de compuestos químicos conocidos genéricamente como sustancias agotadoras del ozono (SAO), empleadas para la fabricación de refrigerantes, solventes e insecticidas, entre otros productos. Aunque las emisiones de SAO se generan globalmente, sus efectos en la capa de ozono son más evidentes en el Polo Sur, donde las condiciones climáticas favorecen las reacciones que convierten a las SAO en gases reactivos que destruyen el ozono, creando el llamado “agujero de ozono”. En 2008, su tamaño máximo fue de 27 millones de km2, una superficie ligeramente mayor que Norteamérica. En Antártica se ha mantenido una tendencia decreciente en la concentración de ozono, y aunque se han registrado incrementos en algunos años, la concentración se ha mantenido por debajo de la global. En México, la concentración de ozono registrada en las ciudades de México y Guadalajara se ha mantenido, al igual que la concentración global, sin cambios significativos en las tres últimas décadas.
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