Introducción   Mensajes   Población   Ecosistemas   Suelos   Biodiversidad   Atmósfera   Agua   Residuos
 

Población

Atmósfera • Cambio climático  
Cambiar tamaño de texto a 12 puntos Cambiar tamaño de texto a 14 puntos Cambiar tamaño de texto a 16 puntos

Regresar al menú
 
 
 
 

5.2.3 Evidencias y consecuencias del cambio climático en México y el mundo

Las evidencias y consecuencias del cambio climático, a escala mundial y regional, incluyen cambios en la temperatura atmosférica y marina superficial, en los patrones de precipitación, vientos y pautas de circulación atmosférica y oceánica, deshielos, nivel del mar, frecuencia e intensidad  de eventos extremos, así como en la productividad de la agricultura, las pesquerías y sobre la biodiversidad (IPCC, 2013). A continuación se presentan algunas de las evidencias y consecuencias de este fenómeno en el mundo y en nuestro país.

 

Temperatura

Una de las evidencias más contundentes del cambio climático es el incremento de la temperatura, conocido como “calentamiento global”. Entre 1880 y 2012, la temperatura anual global promedio registró un aumento de 0.85°C con respecto al promedio del periodo 1961-1990 (IPCC, 2013).  Según los registros publicados por la NASA, en 2005 y 2010 se registró una desviación de 0.67°C respecto al periodo 1951-1980, la mayor registrada desde 1880 (Figura 5.2.3.1).

 

 

5.2.3.1 Variación de la temperatura global, 1880-2013

 
     
 

El incremento de la temperatura ha sido distinto alrededor del mundo (Figura 5.2.3.2). Con respecto a la temperatura terrestre, entre 1983 y 2012 ocurrió el periodo más cálido de los últimos 1 400 años, el cual ha generado un aumento en la frecuencia de ondas de calor en Europa, Asia y Australia (IPCC, 2013). Desde mediados del siglo XX también se observa un calentamiento significativo en el Ártico: en el norte de Alaska la temperatura aumentó hasta 3°C (de principios de los ochentas a mediados de la década del 2000) y hasta 2°C en algunas regiones norteñas de la parte europea de Rusia (de 1971 a 2010; IPCC, 2013).

 

 
Figura 5.2.3.2 Cambio en la temperatura terrestre, extensión del hielo marino en el Ártico y Antártica y contenido calorífico en las capas superiores del océano de las principales cuencas oceánicas
 
     
 

En el caso de la temperatura superficial marina, entre 1971 y 2010 se ha incrementado 0.11°C por década (IPCC, 2013). El calentamiento del océano sobresale notoriamente debido a que se calcula que en ese mismo periodo representó más del 90% de la energía acumulada en el sistema climático.

En la Figura 5.2.3.2 puede observarse que las superficies cubiertas por hielos perpetuos también han sido afectadas por el incremento global de la temperatura. El IPCC calcula que en el periodo 1993-2009 la tasa de pérdida de hielo de los glaciares a nivel global1 pudo haber sido de hasta 275 gigatoneladas al año en promedio. Esta pérdida resulta significativa si se considera que el derretimiento de 100 gigatoneladas de hielo equivalen a una elevación media mundial del nivel del mar de 0.28 milímetros.

La temperatura promedio del permafrost2 se ha incrementado en la mayor parte de las regiones desde principios de la década de 1980, lo que ha causado, en algunas zonas del norte de Rusia, una reducción importante del grosor y extensión de su superficie entre 1975 y 2005. Esta pérdida resulta importante ya que el permafrost es un reservorio natural de grandes cantidades de bióxido de carbono y metano que se liberan cuando el suelo se descongela, aumentando su concentración en la atmósfera. Según un estudio publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el deshielo del permafrost podría emitir entre 43 y 135 gigatoneladas de CO2 equivalente en 2100 y entre 246 y 415 para el año 2200 (UNEP, 2012). Otro estudio estimó que las emisiones procedentes del deshielo de permafrost podrían aumentar la temperatura entre 0.13 y 1.69°C adicionales para el año 2300 (MacDougall, et. al., 2012).

A nivel nacional, en los últimos cincuenta años, el incremento promedio de la temperatura fue de 0.85°C, valor similar al reportado a nivel mundial para el periodo 1880-2012 (Semarnat, 2014). En México, desde el año 2005 los registros anuales de temperatura han estado por arriba de los 21.4°C (con excepción del año 2010), cifras por arriba del promedio anual de temperatura registrado en el periodo 1971-2011 que alcanzó 20.9°C (Figura 5.2.3.3).

 

 

Figura 5.2.3.3 Temperatura media anual nacional, 1971-2011

 
     
 

Si se analizan las anomalías3 de temperatura del país se observa que entre 2004 y 2013, la temperatura nacional estuvo más de medio grado centígrado por arriba del promedio del periodo 1971-2000, con excepción del año 2010 (Figura 5.2.3.4). Es de notar el año 2013, en el cual 8% del territorio nacional reportó anomalías que superaron los +3°C y 36% registró anomalías entre +1 y +3°C respecto al mismo periodo anterior (Conagua, 2013). En general, la región noroeste y una parte del centro del país son las que han experimentado los mayores incrementos de temperatura en el territorio nacional (INECC, Semarnat, 2012).

 

 

Figura 5.2.3.4 Anomalía de la temperatura media anual, respecto a periodo 1971-2000

 
     
 

El calentamiento observado a nivel nacional y mundial se ha acompañado por el aumento, en las latitudes medias, del número de días cálidos extremos, así como por la disminución de la cantidad de días gélidos extremos y heladas (IPCC, 2007). Los registros demuestran que las temperaturas extremas y las olas de calor en el mundo aumentaron en frecuencia y duración, lo que puede generar importantes efectos sobre la salud de la población. Por ejemplo, en Europa occidental murieron 72 210 personas durante la ola de calor de 2003, en Rusia la cifra alcanzó 55 736 personas y en Perú 339 el mismo año (Conagua, 2013, WMO, 2014).

 

Precipitación

Las variaciones en los patrones de precipitación a nivel global y nacional representan otra alteración del sistema climático. A diferencia del caso de la temperatura, en nuestro país la precipitación no ha seguido un patrón particular (Figura 5.2.3.5), sino que ha aumentado o disminuido de acuerdo con la región de la que se trate. 

 

 

Figura 5.2.3.5 Precipitación promedio anual, 1941-2011

 
     
 

El nivel del mar


La elevación del nivel del mar es otro de los efectos conocidos del cambio climático, originado tanto por la expansión de los cuerpos de agua marina al calentarse, como por el agua que se derrite de los glaciares y llega a los mares. Desde inicios de los años setenta estos dos factores han sido responsables del 75% de la elevación observada del nivel medio global del mar (IPCC, 2013)4. El incremento total del nivel medio del mar durante el periodo 1901-2010 fue de 19 centímetros, con un rango que oscila entre los 17 y 21 centímetros (Figura 5.2.3.6). El ritmo al que ha ocurrido el ascenso del nivel, para el mismo periodo, se ha estimado en 1.7 milímetros por año en promedio (IPCC, 2013).

 

 

Figura 5.2.3.6 Incremento del nivel medio global del mar, 1900-2010

 
     
 

En el caso de México, en los 17 sitios estudiados en el Golfo y en el Pacífico entre principios de los años cincuenta y el año 2000 se encontraron evidencias de elevación del nivel del mar (Figura 5.2.3.7). En el Golfo de México, el incremento anual registrado varió entre 1.79 milímetros en Alvarado, Veracruz, hasta 9.16 milímetros en Ciudad Madero, Tamaulipas. En el Pacífico sobresalieron Guaymas, Sonora y Manzanillo, Colima, con incrementos anuales de 4.23 y 3.28 milímetros, respectivamente (INE et al., 2008).

 

 

Figura 5.2.3.7 Variación del nivel del mar en algunos sitios de los litorales mexicanos

 
     
 

Eventos meteorológicos extremos: ciclones y sequías

Todos los años en diferentes regiones del planeta se presentan fenómenos hidrometeorológicos extremos, como los huracanes y sequías, que pueden tener impactos sociales, económicos y ambientales muy importantes. México, por su ubicación geográfica, condición climática y socioeconómica de su población, es particularmente vulnerable a ellos (ver el Recuadro Vulnerabilidad de México ante el cambio climático).

En el caso de los ciclones tropicales, el efecto del incremento en la temperatura sobre su número e intensidad es un tema polémico. A la fecha no se ha encontrado una correlación concluyente entre las temperaturas oceánica y atmosférica y el número de huracanes, sin embargo, existe cada vez más evidencia de que la intensidad de los huracanes es influenciada directamente por el aumento de la temperatura de los océanos. A nivel global, aunque el número de huracanes de categoría 1 en la escala Saffir-Simpson5 ha sido relativamente constante, los huracanes de las categorías más fuertes (4 y 5) prácticamente duplicaron su número durante la década pasada (Webster et al., 2005).

A pesar de que existe evidencia del aumento de la temperatura superficial oceánica del Atlántico tropical en las últimas décadas, y con ello también de la intensidad de los ciclones tropicales que ocurren en la zona (Holland y Webster, 2007), la ocurrencia de ciclones tropicales en el Atlántico mexicano entre 1970 y 2010 no muestra una tendencia clara (Figura 5.2.3.8). En el Pacífico mexicano el número total de ciclones presenta menos variación que la observada en el Océano Atlántico.

 

 
Figura 5.2.3.8 Ciclones  tropicales que han impactado México, 1970-2012

Atlántico
Pacífico

 
     
 

A diferencia de la aridez, que es una condición natural per se de una región, la sequía se considera como una condición climática temporal, en la cual el nivel de la precipitación es significativamente menor a la normal, lo que puede ocasionar serios desequilibrios hidrológicos que afectan negativamente a los sistemas ecológicos y productivos (UNCCD, 1996). Entre sus efectos más importantes pueden mencionarse la pérdida de la productividad de las tierras (con sus importantes consecuencias económicas y sociales) y de la provisión de servicios ambientales de los ecosistemas afectados.

Según el IPCC, a partir de 1970 se han registrado sequías más intensas y largas en los trópicos y subtrópicos (IPCC, 2007). En México, durante el siglo XX se registraron cuatro grandes periodos de sequía: 1948-1954, 1960-1964, 1970-1978 y 1993-1996, así como una sequía severa en 1998, los cuales afectaron principalmente a los estados del norte del país (Cenapred, SEGOB, 2001). Recientemente se presentó un severo periodo de sequía entre 2000 y 2003, en 2006, entre 2007 y 2008, en 2009 y entre 2010 y 2012 (Figura 5.2.3.9; ver el tema de Población y desastres naturales en el Capítulo de Población). En el 2011 más del 90% de la superficie del país fue afectada por la sequía.

 

 

Figura 5.2.3.9 Superficie nacional afectada por sequía en México, 2002-2014

 
     
 

Como referencia de los impactos de este tipo de fenómenos, la sequía que desde mediados de 2010 hasta octubre de 2011 afectó a 19 estados del país, produjo pérdidas económicas superiores a los 15 mil millones de pesos, principalmente por la afectación de 1.8 millones de hectáreas cultivables y por la muerte de 50 mil cabezas de ganado. La escasez de agua afectó aproximadamente a 2 millones de habitantes de más de 2 350 comunidades (INECC, Semarnat, 2012). Las entidades más afectadas fueron las del norte como Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Durango.

 

Impactos sobre la biodiversidad

La biodiversidad y los servicios ambientales que ofrece a la sociedad también han sido afectados por el cambio climático. Esta afectación ocurre porque el clima, que es uno de los principales factores que determina los patrones de vegetación, estructura, composición florística y faunística y la productividad primaria, ha cambiado en muchas regiones del planeta. Al efecto del cambio climático debe sumarse también la presión que sobre la biodiversidad ejercen el cambio de uso del suelo, la urbanización y la sobreexplotación de los recursos naturales, entre otros.

A lo largo de los años se ha acumulado una cantidad importante de estudios que demuestran los efectos del cambio climático global sobre la biodiversidad y los ecosistemas (ver por ejemplo, IPCC, 2013). A nivel de los ecosistemas se han documentado: i) la modificación de los límites de su  distribución, ii) el reemplazo de unos ecosistemas, iii) la degradación y iv) la modificación de su composición de especies. A lo anterior deben sumarse los efectos del incremento en la frecuencia de eventos meteorológicos extremos (e.g. huracanes, sequías, inundaciones, granizos y rachas de vientos), así como la presencia de plagas y enfermedades con efectos importantes en la estructura, composición y dinámica de muchos ecosistemas a lo largo del mundo.

Para la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), el impacto del cambio climático se aprecia ya en nuestro país. Aunque es importante reconocer que actualmente los factores más importantes que afectan negativamente a la biodiversidad son la destrucción del hábitat, la sobreexplotación y la presencia de especies invasoras, el cambio climático tiene ya impactos reconocibles, principalmente en los bosques de coníferas, latifolidas y el bosque mesófilo; así como en el medio marino y los ecosistemas insulares (Tabla 5.2.3.1; Challenger y Dirzo, 2008).

 

 

Tabla 5.2.3.1 Impactos de la actividad humana sobre los ecosistemas de México

 

     
 

Notas:

1 Con excepción de los glaciares ubicados en la periferia de Groenlandia y Antártica.

2 Se refiere a la capa del suelo permanentemente congelado en las regiones muy frías.

3 Anomalía se refiere a la desviación de un valor medido (temperatura o precipitación) respecto a su valor promedio en un periodo de referencia (Conagua, 2013).

4 Es importante anotar que el efecto de la expansión oceánica por el calentamiento del agua marina no ha ocurrido en todo el planeta: zonas del Atlántico Norte, Pacífico Norte y Pacífico ecuatorial se enfriaron en los últimos 50 años, siguiendo un patrón opuesto a la tendencia global de calentamiento (IPCC, 2007).

5 La escala Saffir–Simpson clasifica a los huracanes de acuerdo con la intensidad del viento; las categorías son progresivas en intensidad y van de 1 a 5.

 

Referencias

Cenapred. Segob. Serie “Impacto socioeconómico de los desastres naturales”. Centro Nacional de Prevención de Desastres. México. 2001.

Challenger, A., y R. Dirzo. Factores de cambio y estado de la biodiversidad. En: Conabio. Capital Natural de México, Volumen II: Estado de conservación y tendencias de cambio. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. México. 2008.

Conagua. Reporte del Clima en México. Reporte Anual 2013. México. 2013.

Holland, G. J. y P. J., Webster. Heightened tropical cyclone activity in the North Atlantic: natural variability or climate trend? Philosophical Transactions of the Royal Society. 2007.

INE, Semarnat y UNAM. Evaluación regional de la vulnerabilidad actual y futura de la zona costera mexicana y los deltas más impactados ante el incremento del nivel del mar debido al calentamiento global y fenómenos hidrometeorológicos extremos. Informe Final INE/A1-051/2008. México. 2008.

INECC, Semarnat. México Quinta Comunicación Nacional ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. México. 2012.

IPCC. Summary for Policymakers Climate Change 2013: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Fifth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. United Kingdom y USA. 2013.

IPCC. The AR4 Synthesis Report. France.2007.

MacDougall, A., C. Avis, and J. Weaver.  Significant contribution to climate warming from the permafrost carbon feedback. Nature Geoscience 5: 719–721. 2012.

Semarnat. Programa Especial de Cambio Climático 2014 – 2018 (PECC). México. 2014.

UNEP. Policy Implications of Warming Permafrost. Kenya. 2012.

UNCCD. United Nations Convention to Combat Desertification in Countries Experiencing Serious Drought and/or Desertification, Particularly in Africa. 1996. Disponible en
www.unccd.int/convention/text/convention.php. Fecha de consulta: octubre de 2012.

Webster, P. J., G. J. Holland, J. A. Curry y H. R. Chang. Changes in tropical cyclone number, duration, and intensity in a warming environment. Science 309: 1844-1846. 2005.

WMO. Atlas of Mortality and Economic Losses from Weather, Climate and Water Extremes 1970-2012. Switzerland. 2014.

 

 

MÁS INFORMACIÓN
EN esta obra

MÁS INFORMACIÓN
EN EL SNIARN