2.2. Cambios en el uso del suelo en México
De acuerdo a la Carta de Vegetación Primaria Potencial, que describe la posible distribución de la vegetación natural en ausencia de transformaciones humanas, los matorrales xerófilos ocupaban alrededor del 29% del territorio, le seguían en extensión los bosques templados (22.7%), las selvas subhúmedas (18.5%) y las selvas húmedas (10%; Figuras 2.2.1 y 2.2.2). Tipos de vegetación como los bosques mesófilos de montaña, los manglares y la vegetación hidrófila no rebasaban, en conjunto, el 4% de la superficie nacional.
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Figura 2.2.1. Vegetación primaria potencial en México |
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Para 2011, México había transformado alrededor de 55.9 millones de hectáreas de vegetación natural a otros usos del suelo, es decir, cerca del 29% del territorio. En términos relativos, los tipos de vegetación que habían perdido mayor superficie hasta esa fecha fueron las selvas (42% de su superficie original, es decir, 23.4 millones de hectáreas), seguidas por los pastizales naturales (40%, 6.5 millones), los bosques templados (27%, poco menos de 13 millones) y los matorrales (10%, 5.8 millones; ver el cambio en la vegetación en la Figura 2.2.2).
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Figura 2.2.2 Cambios de uso del suelo y vegetación en México |
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Aunque la pérdida de vegetación continúa en nuestro país, lo hace cada vez más lentamente (Figura 2.2.3). Mientras que entre 1976 y 1993 la vegetación natural se perdía a un ritmo de casi 490 mil hectáreas netas por año (es decir, a una tasa del 0.31% anual), entre 2007 y 2011 esta cifra se redujo a cerca de 285 mil hectáreas anuales (0.15%). Si se analiza por tipo de vegetación, las selvas han reducido su ritmo de pérdida de poco más de 206 mil hectáreas anuales entre 1976 y 1993 a poco más de 129 mil hectáreas por año entre 2007 y 2011 (Figura 2.2.3). Por su parte, los bosques templados son los que muestran la mayor disminución en la velocidad de su pérdida: durante el periodo más severo de transformación, entre 1993 y 2002, la pérdida neta era de 40 mil hectáreas por año; pero esta cifra se redujo a menos de 7 mil hectáreas anuales netas perdidas entre 2007 y 2011.
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Figura 2.2.3 Vegetación natural y por ecosistema transformada anualmente en México, 1976-2011 |
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Las entidades federativas que entre 2007 y 2011 perdieron más rápidamente su vegetación natural fueron Tamaulipas y Chiapas (cada una perdió 0.54% de su superficie de vegetación natural remanente anualmente), Nuevo León y Sinaloa (cada una al 0.49%), Yucatán (0.44%) y el estado de México (0.41%; Mapa 2.2.1). En ese mismo periodo, nueve entidades recuperaron parte de la cubierta natural en sus territorios; las que tienen más altas tasas de recuperación son: Tabasco (incrementó el 0.41% de su superficie remanente por año), el Distrito Federal (0.39%) y Durango y Baja California (cada una al 0.09%).
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Mapa 2.2.1 Tasa de cambio de la vegetación natural, 2007-2011 |
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Paralelamente a la pérdida de la cubierta natural, la vegetación se degrada1. Aunque esto no implica la remoción total de la cubierta natural, puede ocasionar cambios importantes en la composición y densidad de las especies, en su estructura y funcionamiento y en los servicios ambientales que proporcionan. En México, entre 2007 y 2011, poco más de 485 mil hectáreas de vegetación natural presentaban degradación de la vegetación esto es, poco más de 121 mil hectáreas por año (Figura 2.2.4). Esta cifra es cerca de cuatro veces menor a la que se registró en el periodo 2002-2007 (poco menos de 496 mil hectáreas anualmente). Por tipo de ecosistema, los más afectados entre 2007 y 2011 fueron los matorrales (incrementaron su superficie neta degradada en 87.5 miles de hectáreas anualmente), seguidos por las selvas (poco menos de 35 mil hectáreas) y los pastizales (15.4 miles de hectáreas). En contraste, 6.6 miles de hectáreas de bosques se recuperaron de tal forma que tenían características semejantes a los bosques primarios.
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Figura 2.2.4 Degradación de la vegetación natural y por tipo de vegetación en México, 1976-2011 |
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Entre 2007 y 2011, los estados que incrementaron con mayores tasas su cubierta vegetal degradada fueron Zacatecas (al 0.89% anual), Chiapas (0.73%), Nuevo León (0.65%) y San Luis Potosí (0.6%; Mapa 2.2.2). En contraste, la cubierta primaria se recuperó en el Distrito Federal (al 0.96% anual), Oaxaca (0.28%), Tabasco (0.21%) e Hidalgo y Baja California (cada uno al 0.09%).
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Mapa 2.2.2 Tasa de degradación o recuperación de la vegetación natural primaria, 2007-2011 |
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La conversión de terrenos hacia usos agropecuarios es una de las causas más importantes del cambio del uso del suelo en América Latina y el mundo (FAO, 2010). De acuerdo con información de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), la superficie agrícola sembrada en México se ha mantenido relativamente constante entre 1980 y 2012: osciló entre 16 y 20.5 millones de hectáreas.
No obstante, las Cartas de Uso del Suelo y Vegetación del INEGI señalan que la superficie agrícola ha seguido creciendo en el país, aunque más lentamente. Mientras que entre la década de los años setenta y 1993, los terrenos agropecuarios se expandieron en poco más de 368 mil hectáreas por año, para el periodo 2007-2011 sólo alcanzaron poco menos de 124 mil hectáreas; Figura 2.2.5).
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Figura 2.2.5 Superficie anual incorporada al uso agropecuario en México, 1976-2011 |
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Los estados que más rápidamente ampliaron su cubierta agropecuaria entre 2007 y 2011 fueron Sonora (al 2.2% anual), Yucatán (1.1%), Zacatecas (0.9%), Nuevo León (0.8%) y Sinaloa (0.7%). En contraste, los que redujeron aparentemente este tipo de cubiertas antrópicas fueron Durango (0.65% anual), el Distrito Federal (0.61%), Campeche (0.58%) y Tabasco (0.36%; Mapa 2.2.3).
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Mapa 2.2.3 Tasa de crecimiento o pérdida de la superficie agropecuaria,
2007-2011 |
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Nota:
1 La degradación de la vegetación puede ser tanto natural (causada por fenómenos naturales como los meteorológicos, incendios forestales, sismos, vulcanismo, etc.) como antrópica (originada por la extracción de recursos, quemas intencionales, aperturas de caminos, etc.). Las actividades que la producen pueden ocasionar desde mínimas alteraciones hasta la modificación radical del paisaje. Aunque las especies que habitan los ecosistemas están adaptadas a alteraciones naturales y periódicas de sus hábitats, bajo condiciones particulares pueden ser incapaces de permanecer en el ecosistema, comprometiendo su funcionamiento a mediano y largo plazos y con ello la provisión de los servicios ambientales que brindan a la sociedad. Es importante mencionar que la vegetación puede alcanzar el estado de degradación ya sea tanto por la alteración de su condición primaria, como por la regeneración de la vegetación (que pasa por el estado secundario o degradado antes de llegar al estado primario) en sitios sin vegetación natural.
Referencias
FAO. Global Forest Resources Assessment 2010. FAO. 2010.
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