Destrucción y fragmentación del hábitat y pérdida de la biodiversidad asociada debido a la:
Eliminación de la cubierta vegetal por extracción de ejemplares completos, incineración, desmonte selectivo o total.
Destrucción o modificación de la línea de costa y ecosistemas adyacentes por la urbanización.
Remoción de materiales, alteración de la conformación topográfica y de patrones de sedimentación del sustrato.
Prácticas de deporte acuático, especialmente en arrecifes coralinos, y por el garreo de las lanchas ancladas.
Alteración de flujos hidrológicos.
Generación de aguas residuales y residuos sólidos.
Arrastre de contaminantes a mantos freáticos.
Disposición de lodos activados, que frecuentemente son destinados a tiraderos a cielo abierto.
Alteración de hábitats y dinámica poblacional de especies de flora y fauna por:
Creación de barreras.
Destrucción de madrigueras.
Tráfico de especies.
Alteración de corredores biológicos.
Modificación de patrones y rutas migratorios.
Perturbación por ruidos.
Relleno, compactación y nivelación para la construcción de infraestructura en humedales que trae consigo:
Riesgos de inundación de áreas adyacentes.
Desecación de áreas.
Modificación de la estructura de los ecosistemas en la conformación de la vegetación, debido a que ésta se distribuye en función de los periodos de inundación.
Aceleración de los procesos naturales de eutrofización de los cuerpos de agua.
Contaminación potencial de cuerpos de agua que puedan influir en la calidad de aguas
subterráneas, lagunas y zonas arrecifales, propiciando:
Problemas de salud pública.
Reducción de las actividades pesqueras de la región.
Desequilibrio ecológico de los cuerpos de agua.
Elevado consumo y desperdicio de agua.
Reforzamiento de actitudes que no consideran las capacidades de carga o asimilación de los ecosistemas.
Emisiones a la atmósfera.
Introducción de especies exóticas.
Modificación del paisaje.
Tráfico ilegal de especies. |