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Casi tres cuartas partes del agua dulce del planeta están contenidas en los glaciares y mantos de hielo; de ese total alrededor de 97% es inaccesible para su uso.

 

  CAPÍTULO 6. AGUA
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El agua es uno de los recursos más importantes para la vida en el planeta. Los seres humanos dependemos de su disponibilidad no sólo para el consumo doméstico, sino también para el funcionamiento y la continuidad de la actividad agrícola e industrial. En las últimas décadas y con el objetivo de producir más alimentos, energía y proporcionar servicios a una población cada vez más numerosa, la demanda por el líquido ha crecido significativamente y no ha podido ser cubierta. Ejemplo de ello es que en el año 2007 alrededor de 2 mil 600 millones de personas en el mundo no tuvieron acceso a servicios relacionados con el agua, entre ellos el aprovisionamiento de agua potable (UNEP, 2007). La situación podría ser más grave en el futuro ya que, según pronósticos, alrededor del año 2025 cerca de mil 800 millones de personas vivirán en países o regiones con completa escasez de agua, y dos terceras partes de la población mundial podrían estar sujetas a condiciones de estrés hídrico (UNEP, 2007).

La disponibilidad no es el único problema relacionado con el agua. Su contaminación es el otro aspecto importante, ya que agrava el problema de la escasez. Las aguas de los cuerpos superficiales y subterráneos se contaminan por las descargas sin tratamiento de las aguas municipales e industriales, lo que además de perjudicar a los ecosistemas naturales y a su biodiversidad, disminuye e impide su uso para consumo humano. Se estima que en los países en vías de desarrollo se vierten a los ríos u otras corrientes superficiales cerca de 90% de las aguas residuales sin previo tratamiento, lo que acarrea problemas de salud: 80% de las enfermedades en los países en desarrollo tiene su origen en el agua contaminada, así como la muerte anual de 2.2 millones de personas (de las cuales 50% son niños menores de 5 años) y de 400 millones de casos de malaria (citado en Carabias y Landa, 2005).

A pesar de que el tema del agua se ha enfocado principalmente hacia las necesidades humanas, resulta esencial destacar su importancia como elemento clave para el funcionamiento y el mantenimiento de los ecosistemas naturales y su biodiversidad. En ausencia del agua que garantice su función y mantenimiento, los ecosistemas naturales se degradan, pierden su biodiversidad y con ello dejan de proveer o reducen la calidad de los bienes y servicios ambientales que sostienen a las sociedades actuales. Por todo ello, la humanidad enfrenta también, a través de la pérdida y deterioro de los ecosistemas (causados, entre otros factores por la deforestación, la sobreexplotación y contaminación de acuíferos y aguas superficiales, la degradación de los ecosistemas acuáticos y la sobreexplotación pesquera), la escasez y contaminación del agua.

El tema del agua es hoy día uno de los más importantes de la agenda ambiental mundial. Además de su importancia para el funcionamiento de los ecosistemas y el mantenimiento de la biodiversidad, se relaciona íntimamente con aspectos sociales relativos a la salud, la seguridad alimentaria y humana, la subsistencia y el desarrollo socioeconómico.

 

EL AGUA DULCE EN EL MUNDO

Recursos hídricos mundiales

Se ha estimado que existen alrededor de mil 400 millones de kilómetros cúbicos de agua en el planeta, de los cuales sólo 2.5% es agua dulce. Este pequeño porcentaje se localiza principalmente en los ríos, lagos, glaciares, mantos de hielo y acuíferos del planeta (Figura 6.1). Casi tres cuartas partes del agua dulce del planeta están contenidas en los glaciares y mantos de hielo, de los cuales alrededor de 97% son inaccesibles para su uso, ya que se encuentran en la Antártica, el Ártico y Groenlandia. Los glaciares continentales, así como el hielo y las nieves perpetuas de volcanes y cadenas montañosas constituyen una fuente explotable de agua, por lo que son parte importante de los recursos hídricos de muchos países.

 

 

El agua subterránea representa 96% del agua dulce no congelada del planeta. Esta fuente resulta importante como abastecimiento para arroyos, manantiales y humedales, así como un recurso fundamental para satisfacer las demandas de agua de muchas sociedades en el mundo. Por su parte, aunque las aguas superficiales (es decir, lagos, embalses, ríos, arroyos y humedales) retienen un pequeño porcentaje del total de los recursos de agua dulce de la Tierra (0.3%), representan cerca de 80% de las aguas superficiales renovables anualmente. Los lagos del mundo almacenan el mayor volumen de agua dulce superficial (91 mil km3), más de 40 veces el volumen presente en ríos y arroyos (2 120 km3) y aproximadamente 9 veces el contenido en los pantanos y humedales. No debe dejarse de lado el agua contenida en la atmósfera que, aunque no representa un volumen comparable a los mencionados anteriormente, es muy importante por su papel en la regulación del clima.