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En 2008, el agujero de ozono cubrió una superficie de 27 millones de kilómetros cuadrados, que es una extensión ligeramente más grande que Norteamérica.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El consumo global de SAO disminuyó 90% en el periodo 1986-2004.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El consumo nacional de SAO disminuyó 95% en el periodo 1989-2007.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

México ha cumplido con las metas de reducción de consumo de varias SAO, como los CFC, TET y MCF.

  CAPÍTULO 5. ATMÓSFERA
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OZONO ESTRATOSFÉRICO

La reducción del espesor de la capa de ozono representa otro de los problemas ambientales globales más importantes, ya que esta capa regula el paso de los rayos ultravioleta (UV) emitidos por el Sol. Los rayos UV son de tres tipos: UV-A, UV-B y UV-C. La radiación UV-A es la menos nociva y la que llega en menor cantidad a la superficie terrestre. Los rayos UV-C son los más nocivos, ya que son altamente energéticos, pero la capa de ozono no permite su paso. Por último, los rayos UV-B, también muy dañinos, son en su mayor parte retenidos por la capa de ozono, aunque una pequeña parte la atraviesa alcanzando la superficie de la Tierra pudiendo causar daños a las células y tejidos de los organismos.

La capa de ozono se ha adelgazado como resultado de la acción de varios agentes, conocidos genéricamente como sustancias agotadoras del ozono (SAO). Éstos contienen en su estructura átomos de cloro, bromo y flúor que se generan principalmente como resultado de las actividades humanas. Las SAO más conocidas son los clorofluorocarbonos (CFC), pero también destacan los hidroclorofluorocarbonos (HCFC), halones, bromuro de metilo (MBR), tetracloruro de carbono (TET) y metil cloroformo. Las SAO se utilizan comúnmente en los sistemas de refrigeración, aire acondicionado, espuma rígida de poliuretano, solventes, insecticidas, aerosoles y extintores, entre otros. Al ser emitidas, las SAO alcanzan la estratosfera, donde participan en una serie de reacciones que conducen a la liberación de átomos de cloro y bromo que destruyen el ozono; una molécula de cloro o bromo puede destruir cien mil moléculas de ozono (WMO y UNEP, 2003).

Aunque las emisiones de SAO se generan en todo el planeta y el adelgazamiento de la capa de ozono ocurre a nivel global, la circulación atmosférica desplaza la mayoría de las SAO hacia los polos. Las condiciones climáticas del Polo Sur favorecen las reacciones que convierten a las SAO en gases reactivos que destruyen el ozono. Esta destrucción ocurre sobre la superficie de las partículas de hielo de las nubes estratosféricas que se forman sobre la Antártica en el invierno. Durante dichas reacciones se liberan cloro y bromo en formas activas que se acumulan en las nubes polares. En la primavera, cuando aumenta la temperatura, las nubes se disgregan y liberan cloro y bromo activos, que destruyen rápidamente el ozono. Por esta razón, aunque el problema es global, sus efectos son menores cerca del ecuador y se incrementan con la latitud hacia los polos, en particular hacia el Polo Sur (PNUMA, 2002, 2003; WMO y UNEP, 2003).

El adelgazamiento de la capa de ozono en Antártica ha producido lo que se conoce como el “agujero de ozono14”, observado por primera vez a principios de los años ochenta y que presentó su máximo tamaño registrado en el año 2000, cubriendo cerca de 29.4 millones de km2 (Figura 5.27 y Tabla 5.4). En 2008, el tamaño máximo fue de 27 millones de km2, una superficie ligeramente más grande que Norteamérica (NASA, 2008).

 

 

 

En la Figura 5.28 se observan las concentraciones de ozono estratosférico global, para Antártica, Ciudad de México y Guadalajara, entre 1979 y 2008. Es evidente la baja concentración que se registra desde principios de los años ochenta (en el mes de octubre) en Antártica, comparada con la concentración global (IB 1.3-3). En esa región se ha mantenido una tendencia decreciente en la concentración de ozono y aunque en algunos años se han registrado incrementos, éstos siempre se han mantenido por debajo de la concentración global. En contraste, tanto la concentración global como la de las dos ciudades mexicanas que se muestran como referencia, no presentan cambios significativos en sus curvas de concentración, lo cual refuerza el hecho de que a pesar de que se trata de un problema generado a nivel global, sus consecuencias son regionales.

 

 

Consumo y concentración de SAO

Dado que el impacto de las SAO depende de su potencial de agotamiento del ozono15 (WMO y UNEP, 2003), en este capítulo se presentan el consumo, tanto global como nacional, ponderado por dicho potencial. Cabe mencionar que el consumo ponderado de SAO considera de manera integral el ciclo de vida de estas sustancias (producción, importación y exportación), así como su capacidad específica para destruir el ozono.

A pesar de que el consumo global de SAO disminuyó drásticamente a principios de los noventa (reducción de 90% en el periodo 1986-2004), esto no se ha reflejado en su concentración atmosférica (Figuras 5.29 y 5.30; IB 1.3-1y 1.3-4). Esto se debe a que las SAO se han acumulado lentamente en la estratosfera, lo que ha generado que el incremento en su concentración se haya detenido y que sus niveles se mantengan relativamente constantes desde principios de los años noventa (WMO y UNEP, 2003).

 

 

 

En los escenarios más optimistas, se predice que la capa de ozono podría comenzar a recuperarse en 10 o 20 años y su recuperación plena no llegaría antes de la primera mitad del siglo XXI (PNUMA, 2002). Esta incertidumbre se debe, en parte, a que algunos estudios plantean que se requieren series históricas más largas y una mayor comprensión de los procesos atmosféricos y sus efectos sobre el ozono para poder predecir cuándo se recuperará la capa de ozono. Además de la concentración atmosférica de SAO, existen otros factores que influyen en la destrucción del ozono como la temperatura en la estratosfera, la actividad solar, la concentración atmosférica de gases como el metano, vapor de agua y el óxido nitroso (Weatherhead y Andersen, 2006; ver el Recuadro ¿Están relacionados el cambio climático y el adelgazamiento de la capa de ozono?).

En México, el consumo total de SAO ponderado disminuyó 95% en 2007 (se consumieron 764 toneladas) comparado con el reportado en 1989 (15 mil toneladas en el año de entrada en vigor del Protocolo de Montreal16; Figura 5.31; IB 1.3-2; IC9). Esta disminución es debida principalmente a la eliminación del consumo de CFC como parte del cumplimiento de metas de México para proteger la capa de ozono.

 

 

Protección de la capa de ozono

La preocupación de la comunidad científica y de los gobiernos de diversos países por la pérdida del ozono estratosférico llevó a la adopción de la Convención de Viena sobre la Protección de la Capa de Ozono (1985) y del Protocolo de Montreal sobre Sustancias que Degradan la Capa de Ozono (1987), en los cuales se establecieron compromisos para reducir el consumo y la producción de SAO (PNUMA, 2003). México firmó estos tratados, y adoptó las enmiendas de Londres, Copenhague y recientemente las de Montreal (2006) y Beijing (2007). Para 1995, la mayoría de las sustancias agotadoras de ozono incluidas en el Protocolo de Montreal habían dejado de producirse en los países industrializados. En el caso de los países en desarrollo, el protocolo especificó un periodo de gracia de diez años para su eliminación y, además, se ofrecieron apoyos financieros que les permitirían a estos países enfrentar los costos de eliminar las SAO.

Además de disminuir el consumo de SAO, México se ha adelantado a los controles internacionales, ya que para varias de las sustancias alcanzó las metas comprometidas antes de la fecha de vencimiento. La estrategia que ha seguido el país se basa en las medidas siguientes: I) control del consumo y producción de SAO, 2) fomento y asesoría sobre el uso de sustancias alternativas que minimicen los impactos en la capa de ozono, 3) introducción de tecnologías limpias que empleen sustancias alternativas a las SAO y 4) capacitación a los usuarios sobre las medidas de conservación de la capa de ozono. Dicha estrategia se enmarca en el calendario de reducción comprometido por los países ante el Protocolo de Montreal.

De las metas comprometidas por México destaca que para los CFC, tetracloruro de carbono (TET) y metil cloroformo (MCF), México cumplió con las metas que se había planteado anticipadamente. Por ejemplo, para los CFC en el año 2007 se reportó un consumo negativo, ya que se eliminó la producción de estas sustancias y la exportación fue mayor que la importación (Figura 5.32). Para información más detallada sobre producción, importación, exportación y consumo de SAO en México se recomienda consultar los Cuadros: D3_AIRE03_01, D3_AIRE03_02, D3_AIRE03_03 y D3_AIRE03_04.

 

 

Como parte del fomento al uso de sustancias alternativas, se han empleado algunas menos dañinas a la capa de ozono. Por ejemplo, los HCFC han sustituido a los CFC, ya que poseen menor potencial de agotamiento de ozono. En México, los HCFC consumidos poseen potenciales de agotamiento de entre 0.04 y 0.07, mientras que los CFC van de 0.6 a 1.0. La Figura 5.33 muestra el resultado de la sustitución de CFC, es decir, mientras el consumo de CFC usados principalmente en la refrigeración y aire acondicionado ha disminuido, el consumo de HCFC ha ido incrementándose (IB 1.3-5).

 

 

Cabe señalar que incluso para los HCFC existen metas de reducción de consumo. Esta sustitución, así como la disminución generalizada del consumo de SAO, ha sido el resultado del apoyo a proyectos de inversión en tecnologías limpias en sectores que emplean estas sustancias, tales como el de la refrigeración, aire acondicionado, solventes, espumas de poliuretano y fumigación, entre otros.

Para auxiliar a los países en desarrollo a cumplir con las medidas de control adoptadas ante el Protocolo de Montreal, existe a nivel internacional el Fondo Multilateral para la Implementación del Protocolo de Montreal (PNUMA, 2003; UNEP, 2001, 2003). Los recursos de este Fondo se dirigen a impulsar la introducción de tecnologías limpias y la capacitación de los usuarios de SAO. En el periodo 1991-2008, este Fondo destinó alrededor de 2 mil 400 millones de dólares a nivel mundial para apoyar a los países en desarrollo en la ejecución de proyectos y dentro de ellos otorgó poco más de 91.5 millones de dólares a México (Figura 5.34).

 

 

A nivel nacional y con el fin de implementar las medidas necesarias para el cumplimiento de los compromisos de México ante el Protocolo de Montreal, hace más de diez años se creó la Unidad de Protección a la Capa de Ozono, dependiente de la Semarnat (Semarnat, 2007). Entre los logros que se han obtenido destaca la eliminación del consumo de CFC, debido a la ejecución de más de 100 proyectos para la sustitución del uso de estas sustancias en los refrigeradores domésticos, comerciales, aires acondicionados, aerosoles, solventes y espumas de poliuretano. Como parte de la estrategia de eliminación de CFC, en el año 2005 se cerró la planta de producción de estas sustancias, con lo cual nuestro país se adelantó cuatro años a lo establecido por el Protocolo de Montreal. Con ello, además de anular la producción en México, se generó una reducción de 12% de la producción mundial y de 60% en América Latina.

Por otro lado, se desarrolló el Sistema de Información y Monitoreo de Importaciones, Exportaciones y Producción de Sustancias Agotadoras de la Capa de Ozono (SISSAO) para vigilar la importación y exportación de estas sustancias y contar con un registro estadístico. También están en marcha proyectos para brindar asistencia técnica y capacitación a usuarios de bromuro de metilo -sustancia que se utiliza como plaguicida para la fumigación de suelos y sistemas de almacenamiento de granos y harinas- para reducir su consumo.

 

Notas

14Se considera que existe un “agujero” en la capa de ozono cuando la concentración de ozono estratosférico es menor a 220 unidades Dobson (UD) -la concentración global es de alrededor de 300 UD-. Cien unidades Dobson representan una cantidad equivalente a un milímetro de grosor de la capa de ozono, a nivel del mar y a 0°C, y es la medida para expresar el grosor de la capa (PNUMA, 2003; WMO y UNEP, 2003).

15Potencial de agotamiento del ozono: capacidad de cada SAO para destruir al ozono. El potencial de agotamiento del ozono (PAO) se calcula para cada sustancia, usando como referencia al CFC-11 con PAO igual a 1.

16Tratado internacional que establece los compromisos de reducción de la producción y el consumo de SAO con el fin de proteger la capa de ozono.