CAPÍTULO 6. AGUA
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EL AGUA Y EL BIENESTAR DE LA POBLACIÓN

Servicios

El bienestar y la salud de la población dependen, en gran medida, de su acceso a los servicios básicos, siendo el agua potable y el alcantarillado dos de los más importantes. Para muchos países ha sido imperativo el impulso hacia la construcción de la infraestructura hidráulica que lleve estos servicios a sus crecientes poblaciones. Sin embargo, en muchos casos ha sido insuficiente. El último informe mundial de los Objetivos de Desarrollo del Milenio destaca que, en 2008,  alrededor de 884 millones de habitantes (es decir, 13% de la población mundial) aún no tenían acceso a fuentes mejoradas14 de agua potable (ONU, 2011). Esto último ocurre principalmente en las áreas rurales donde no existe la posibilidad de que el agua tenga tratamiento previo que mejore su calidad y posibilite su uso. A nivel regional, Asia meridional, el África Subsahariana y Oceanía tienen un porcentaje inferior al mundial respecto al uso de fuentes mejoradas de agua para consumo (Figura 6.10).

 

Agua potable

En México, el servicio de agua potable, junto con los de drenaje, alcantarillado, tratamiento y disposición de aguas residuales se encuentra a cargo de los municipios, generalmente a través de organismos operadores. En el año 2011, la cobertura nacional de agua potable15 alcanzó 91.6% (Conagua, 2012; IB 2.1-11), valor mayor al promedio mundial registrado en 2008 (87%), pero menor al estimado para América Latina y el Caribe (de alrededor de 93%) y para países como Estados Unidos, Francia y Canadá, con coberturas que prácticamente alcanzan el 100% de la población (OMS y UNICEF, 2010).

El crecimiento de la cobertura a nivel nacional se incrementó 16% entre el año 1990 y el 2010 (Figura 6.11). A nivel de localidad, en el mismo periodo, la cobertura en zonas urbanas pasó de 89.4 a 95.6% (un aumento de 6.9%), mientras que en las zonas rurales siguió siendo considerablemente menor, aunque con un progreso importante, creciendo de 51.1 a 75.7%, lo que representa un aumento de 47.8% (Figura 6.11; Cuadro D3_AGUA06_02).

Al interior del país, durante el periodo 2000-2010, la mayoría de las entidades federativas incrementaron en términos reales la cobertura de este servicio, aunque con diferencias importantes (Cuadro D3_AGUA06_01). Entidades como Aguascalientes, Coahuila, Colima, Distrito Federal, Nuevo León, Tamaulipas y Yucatán,  tenían en 2011 coberturas de agua potable superiores al 97% de su población; en contraste, Guerrero, Oaxaca y Chiapas contaban con coberturas inferiores al 80% (74.3, 77.4 y 79%: Mapa 6.17).

También son notorias las diferencias en los esfuerzos por incrementar la cobertura de este servicio. Durante la primera década del siglo XXI, Veracruz, Tabasco, San Luis Potosí, Hidalgo, Zacatecas y Campeche, que tenían coberturas de entre 70 y 88%, lograron incrementos de entre 6 y 14% en dicho periodo (Figura 6.12). Entidades como Quintana Roo, Distrito Federal, Morelos y Baja California Sur, que para el año 2000 tenían coberturas superiores al 90%, aún enfrentan el reto de alcanzar la cobertura total en una población en continuo crecimiento (Cuadro D3_AGUA06_01).

El suministro de agua de buena calidad en los sistemas de abastecimiento es importante para la salud e higiene de la población, por lo que es necesaria la construcción de instalaciones específicas para potabilizarla o desinfectarla. La importancia de estos procesos radica principalmente en evitar la aparición de enfermedades de origen hídrico a causa del agua contaminada. En 2011 se suministraron, a nivel nacional, 329 496 litros de agua por segundo para consumo humano, de los cuales 321 511 litros (97.6%) fueron desinfectados. Del volumen total suministrado en ese mismo año, 28.7% (94 674 L) pasó además por el proceso de clarificación completa (Cuadros D3_AGUA07_02 y D3_AGUA07_05).

Estas cifras pueden traducirse en que, a nivel nacional, se suministraron alrededor de 252 litros por día por habitante, lo que está por arriba del nivel mínimo recomendable según la ONU de 50 litros diarios de agua potable por habitante indispensables para cubrir las necesidades mínimas básicas (alimento y aseo) y de los 100 litros para satisfacer las necesidades generales (FNUAP, 2001). No obstante, el valor nacional no es reflejo fiel de la situación a nivel estatal, en 2011, Morelos, Colima, Tabasco, Sonora y Durango registraron suministros superiores a los 400 litros diarios por habitante, mientras que Oaxaca, Chiapas, Puebla, Hidalgo, Tlaxcala y Guerrero no alcanzaron los 200 litros (Mapa 6.18).

En 2011, a nivel nacional, el agua potable suministrada que pasó por el proceso de potabilización completo y no sólo por desinfección fue de 71.3 litros diarios en promedio por persona. Tabasco tuvo el mayor volumen por habitante, con 328 litros diarios de agua potabilizada por persona, seguido por Tamaulipas con 298 litros al día; mientras que estados como Nayarit, Quintana Roo, Tlaxcala y Yucatán carecen actualmente de plantas potabilizadoras en operación.

 

Alcantarillado

En el mundo, la población que cuenta con servicios de alcantarillado creció de 49 a 61% entre 1990 y 2008 (OMS-UNICEF, 2010). Sin embargo, al igual que en el caso del agua potable existen diferencias muy marcadas a nivel regional: mientras que en América Latina este valor alcanzó, en promedio, 79%, en África Subsahariana no rebasó 31% (UN, 2011). La situación es grave a nivel mundial: las Naciones Unidas estimaron en 2011 que alrededor de 2 600 millones de personas en el mundo no tienen acceso a servicios de saneamiento mejorados16.

En México, la cobertura de alcantarillado17 en 2011 fue de 90.2% (IB 2.2-11). Al igual que en la cobertura de agua potable, también en alcantarillado existen diferencias muy marcadas entre las zonas urbanas y rurales: en 2011, las primeras alcanzaron una cobertura de 96.4%, mientras que en las zonas rurales apenas  cubrieron al 69.4% de su población (Figura 6.13).

A nivel nacional la cobertura se incrementó 43.8% entre el año 1990 y el 2010. A nivel localidad, en el mismo periodo, la cobertura en zonas urbanas pasó de 77.8 a 96.3%, mientras que en las zonas rurales siguió siendo considerablemente menor, aunque con un progreso importante, creciendo a más del triple, pues pasó de 19.8 a 68.9% (Figura 6.13; Cuadro D3_AGUA06_02).

Si se analiza por el tipo de servicio de alcantarillado, la población que cuenta con un sistema conectado a la red de alcantarillado se incrementó 43.8% entre 1990 y 2010, mientras que la que contaba con fosa séptica casi se duplicó (99%) en el mismo periodo (Figura 6.14). Por otro lado, el porcentaje de la población que no contaba con alguna fuente de saneamiento mejorado disminuyó en 27%  en ese mismo periodo.

En 201118, las entidades federativas del país con coberturas de alcantarillado entre 95.3 y 99.2% fueron Aguascalientes, Baja California, Coahuila, Colima, Distrito Federal, Jalisco, Morelos, Nuevo León y Tabasco; en contraste, los estados de Oaxaca, Guerrero y Yucatán no alcanzaron el 80% de su población con este servicio (Mapa 6.19).

Aunque entre 2000 y 2010, todas las entidades federativas (con excepción del Distrito Federal) tuvieron un incremento en su cobertura de alcantarillado, sobresalieron por sus esfuerzos Oaxaca, Yucatán, Campeche, Guerrero, Puebla, Chiapas, San Luis Potosí e Hidalgo, con incrementos superiores al 25% de su cobertura al inicio del periodo (Figura 6.15; Cuadro D3_AGUA06_04). 

 

Tratamiento de aguas residuales

En muchos países del mundo es todavía común que una proporción importante del agua residual generada no reciba tratamiento antes de verterse en los cuerpos de agua superficiales. Se estima que a nivel mundial entre 85 y 95% del agua residual se descarga directamente a los ríos, lagos y océanos sin recibir tratamiento previo (FNUAP, 2001; Vörösmarty et al., 2005).

Para la remoción de los contaminantes en las aguas residuales provenientes de las ciudades existen diversos procesos biofísicos de tratamiento. Actualmente, los procesos de tratamiento de aguas residuales municipales en el país incluyen lodos activados, lagunas de estabilización, primario avanzado, lagunas aireadas, filtros biológicos, dual y otros19. A través de estos procesos, anualmente se logra remover cerca de  0.6 millones de toneladas de DBO5 que se colectan en el alcantarillado municipal de las 2 millones de toneladas que se generan; estos procesos también son capaces de remover alrededor del 19% de la carga orgánica de las aguas industriales (Conagua, 2011).

En 2011 había en operación 2 289 plantas de tratamiento de aguas residuales municipales (las cuales procesan un caudal de 97.6 m3/s) y 3 033 plantas para tratamiento de aguas residuales industriales (de las cuales están en operación 2 995, lo que representa 98.7% del total). Si se considera sólo el caudal municipal generado, en ese año se trató el 41.3%, lo que representa un incremento de 141% respecto a 1998 (es decir, 56.8 m3/s; Figura 6.16). Aunque la cantidad total de agua residual que se trata aún resulta baja, está por encima del promedio de América Latina, que apenas llega al 13%. De estos resultados queda claro que aún muchos de los cuerpos de agua superficiales del país reciben de manera continua, descargas residuales sin tratamiento que ocasionan su contaminación y, en consecuencia, afectaciones a la salud de la población y de las especies que los habitan.

A nivel de entidad federativa es muy variable el  porcentaje de aguas residuales que reciben tratamiento respecto al caudal generado: en 2011, Nuevo León, Baja California y Aguascalientes dieron tratamiento a más del 90% del agua residual que generaron, mientras que entidades como Campeche y Yucatán trataron menos del 5% (Mapa 6.20; IC 11).



En 2011, del agua municipal tratada en el país que recibió tratamiento secundario, el 54.7% (53.4 m3/s) lo hizo mediante lodos activados y 14.3% (13.9 m3/s) por medio de lagunas de estabilización. Dichos tratamientos tienen una eficiencia de entre 80 y 90% para la remoción de DBO5 (Figura 6.17; Cuadro D3_AGUA07_093).

Si se analiza por habitante, en 2011 a nivel nacional se trataron en promedio 73.5 litros diarios de agua residual, con marcadas diferencias entre entidades: Aguascalientes fue la que trató el mayor caudal por habitante al día (238 L), seguido por Nuevo León (186 L), Durango (175 L), Colima (175 L) y Chihuahua (160 L); por otro lado, los estados que trataron el menor caudal per cápita al día fueron Hidalgo (12 L) y Yucatán (4 L; Mapa 6.21).

Otro indicador del esfuerzo que hacen los estados para tratar el agua es la relación entre el líquido suministrado a la población y el agua tratada. Las entidades que procesan en mayor proporción el agua que suministran a su población son Aguascalientes, Nuevo León, Baja California, Nayarit y Tamaulipas con una relación mayor a 50%; en contraste, Yucatán y Campeche no alcanzan el 5 % (Mapa 6. 22).

Respecto al tratamiento de aguas residuales de origen industrial, en 2010 las plantas de tratamiento industrial del país procesaron 63 600 L/s y se removieron 1.3 millones de toneladas de DBO5. Las entidades que trataron en 2010 el mayor volumen de aguas residuales generadas de origen industrial fueron Sonora (27.34 m3/s cerca del 43% del total de aguas residuales de tipo industrial que se trataron a nivel nacional), Veracruz (8.70 m3/s), Tamaulipas (6.11 m3/s), Chiapas (3.34 m3/s) y Nuevo León (2.99 m3/s; Mapa 6.23; Cuadro D3_AGUA07_09).

En cuanto a los sistemas de tratamiento existen tres tipos o niveles, de los cuales el más utilizado es el secundario, que se aplica en 1 869 plantas (Figura 6.18). Los sistemas de nivel primario son los más sencillos en la limpieza del agua (los tratamientos incluyen procesos físicos como el cribado, la flotación o eliminación de grasas y sedimentación); su función es limpiar el agua de partículas cuyas dimensiones puedan obstruir los procesos siguientes. El nivel de tratamiento secundario limpia el agua de las impurezas cuyo tamaño es mucho menor a las que se captan por decantación y rejillas, para lo que se emplean métodos mecánicos y biológicos combinados (estos sistemas son muy diversos y dependen de factores como el clima para hacer la selección adecuada; como los sistemas de precolación y los anaeróbicos). Finalmente el tratamiento terciario incluye procesos biológicos, físicos y químicos.

 

Notas:

14 Incluye conexión a una red doméstica, pública, pozo protegido o recolección de agua de lluvia.

15 La NOM-127-SSA1-1994 define como  agua potable a aquella para uso y consumo humano que no contiene contaminantes objetables, ya sean químicos o agentes infecciosos y que no causa efectos nocivos para la salud (DOF, 2000).

16 Las instalaciones de saneamiento mejorado incluyen las descargas conectadas a una alcantarilla, tanque séptico o letrinas de pozo mejoradas ventiladas.

17 Se refiere exclusivamente al porcentaje de la población que habita en viviendas particulares que cuentan con un desagüe conectado a la red pública de alcantarillado o a una fosa séptica. Esta información se determina por medio de los censos y conteos que realiza el INEGI.

18 Para este año los datos de cobertura de alcantarillado incluyen, además del saneamiento mejorado (población que cuenta con desagüe conectado a la red pública de alcantarillado o a una fosa séptica), las descargas a barranca, grieta, lago, río o mar, porque así lo reporta la fuente.

19 En 2003 dejó de utilizarse el proceso de tanque séptico y se favoreció el uso de lagunas aireadas (CNA, 2004).