A lo largo de su historia la humanidad ha buscado el disfrute de una vida con mayor bienestar y comodidad. Sin embargo, el desarrollo que ha experimentado para alcanzarlo, ha ido acompañado de consumos masivos de recursos naturales y energéticos, así como de la generación de una variedad enorme de residuos y emisiones a la atmósfera que han causado una extensa degradación ambiental. Históricamente los residuos generados por las actividades humanas se han descargado al ambiente con la idea errónea de que tarde o temprano se degradarán o desaparecerán. El resultado es que actualmente las huellas de la actividad humana son evidentes en prácticamente cualquier lugar, incluso en aquellos que se encuentran alejados de los sitios donde se generan esos residuos. Un buen ejemplo de problemas ambientales que tienen implicaciones tanto locales como globales son los atmosféricos, de los cuales, los más importantes, por sus efectos sobre la salud de la población y los ecosistemas naturales, son la disminución de la calidad del aire, el fenómeno de cambio climático global y la reducción del espesor de la capa de ozono estratosférico.
La contaminación atmosférica tiene efectos a nivel local, regional y global. Varios países como Japón, China y México enfrentan, desde hace tiempo, problemas de calidad del aire en sus principales zonas metropolitanas; en el caso particular de México destaca el Valle de México como el más conocido y documentado. Además de los efectos locales asociados a la mala calidad del aire en la salud de las personas, también se presentan efectos a nivel regional, como la afectación de los bosques y ecosistemas acuáticos debido a la lluvia ácida o, incluso, a nivel mundial, como el cambio climático y la reducción del espesor de la capa de ozono estratosférico, cuyos efectos más evidentes se manifiestan en Antártica (PNUMA, 2002).
Ante esta situación, resulta fundamental contar con información confiable y actual de los temas más relevantes relacionados con la atmósfera que permita tomar acciones efectivas a nivel local y global. En este contexto, el presente capítulo incluye información sobre las emisiones de contaminantes a la atmósfera en México, la normatividad vigente relacionada con ellos y una descripción de la calidad del aire en las ciudades y zonas urbanas más importantes del país en los últimos años. También se ha incluido una sección sobre el cambio climático global, sus evidencias y consecuencias, así como las medidas que se han tomado para enfrentarlo y por último una sección sobre la disminución del espesor de la capa de ozono estratosférico. Por su naturaleza y efectos mundiales, la información relacionada con el cambio climático y el agotamiento de la capa de ozono estratosférico no se restringe a la situación de México sino que se da un panorama global.
CALIDAD DEL AIRE
La gestión de la calidad del aire requiere información de diversos tipos, destacando la que se refiere a la identificación de los principales generadores de emisiones, del volumen y composición de éstas, así como de la concentración de los contaminantes en la atmósfera. Esta información, que es la base de los programas tendientes a mejorar la calidad del aire, proviene principalmente de los inventarios de emisiones y de las redes de monitoreo.
Inventarios de emisiones
La calidad del aire en una zona determinada, además de ser afectada por elementos climáticos y geográficos, está relacionada directamente con el volumen y características de los contaminantes emitidos, tanto local como regionalmente a la atmósfera. Por ello, un componente indispensable para el diseño y la aplicación de cualquier programa para controlar el problema de la contaminación del aire es la información sobre las principales fuentes de contaminantes atmosféricos y los volúmenes emitidos.
Los antecedentes de los inventarios de emisiones en México se remontan al año 1988, cuando se implementó el Sistema Nacional del Inventario de Emisiones de Fuentes Fijas, así como el estudio encaminado a cuantificar las emisiones en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM). Siete años más tarde se inició un programa para incrementar la capacidad de México en la elaboración de inventarios de emisiones, el cual se amplió en 2001 orientándose a la elaboración del Inventario Nacional de Emisiones de México (INEM). El desarrollo del INEM constó de tres fases: I) planeación, II) desarrollo del inventario para seis estados del norte y III) los inventarios de los estados restantes. Los resultados de la segunda fase fueron publicados en 2005 con los datos del Inventario de Emisiones de los Estados de la Frontera Norte de México de 1999, que incluyó información sobre las emisiones en Baja California, Coahuila, Chihuahua, Nuevo León, Sonora y Tamaulipas (Semarnat, 2005; INE, Semarnat, 2005). En el año 2006 se publicó el primer Inventario Nacional de Emisiones, que incluye información del año 1999, desagregada por fuente de emisión de contaminantes y para todos los estados y municipios del país (INE, Semarnat, 2006). En el año 2011 se publicó el más reciente INEM con datos de 2005, el cual presenta la estimación de las emisiones de contaminantes por fuente, por estado y municipio. La información de los INEM se concentra en el Subsistema del Inventario Nacional de Emisiones a la Atmósfera de México (SINEA).
Este capítulo se enfocará con mayor detalle a los resultados del INEM 2005. La información sobre inventarios locales elaborados para algunas zonas metropolitanas y ciudades del país puede consultarse directamente en sus respectivos Programas para Mejorar la Calidad del Aire que han sido desarrollados. De acuerdo con el INEM, en 2005 se emitieron alrededor de 71.2 millones de toneladas de contaminantes, de los cuales, 22% fueron emitidos por fuentes naturales1 y 78% por fuentes antropogénicas. Las fuentes naturales emitieron principalmente compuestos orgánicos volátiles y óxidos de nitrógeno. Aunque las emisiones de fuentes naturales fueron significativas en cuanto a volumen, se distribuyen ampliamente en todo el territorio nacional, en contraste con las antropogénicas que cobran mayor importancia porque se generan en, o cerca de ciudades o poblados, por lo que se incrementa el número de personas expuestas a los efectos nocivos de los contaminantes.
El 89% del total de contaminantes emitidos por fuentes naturales en 2005 correspondió a compuestos orgánicos volátiles provenientes de la vegetación y el restante 11% fue de óxidos de nitrógeno generados por la actividad microbiana del suelo. En el caso de las fuentes antropogénicas, el mayor volumen emitido provino de las fuentes móviles carreteras2 (61%), seguidas por las fuentes de área3 (9%), las fuentes fijas4 (7%) y las fuentes móviles no carreteras5 (1%; Figura 5.1; IB 1.1-2; Cuadro D3_AIRE01_01_D).
Considerando sólo a las fuentes antropogénicas, los contaminantes emitidos en mayor proporción fueron el monóxido de carbono (CO; 41.9 millones de toneladas; 76% del total), los compuestos orgánicos volátiles (COV; 5.2 millones de toneladas; 9%), el bióxido de azufre (SO2; 3.1 millones de toneladas; 6%) y los óxidos de nitrógeno (NOx, 2.8 millones de toneladas; 5%). Al resto de los contaminantes correspondió un porcentaje menor al 2% en cada uno de los casos (Figura 5.2; IB 1.1-2).
En 2005, la mayor parte de las emisiones antropogénicas fueron generadas por los vehículos automotores (fuentes móviles carreteras; 78.3% del total). Este tipo de fuentes emitieron principalmente CO (91.5% del CO total emitido por todas las fuentes), NOx (66.4%) y COV (59.3%; Figura 5.3). Aunque con menor porcentaje, debe mencionarse también la contribución de las fuentes de área (11.5% del total de contaminantes de las fuentes antropogénicas), que produjeron principalmente CO y COV resultado principalmente de la combustión doméstica. Les siguieron las fuentes fijas (9.5% del total de contaminantes emitidos por fuentes antropogénicas), quienes produjeron la mayor parte del SO2 en el país (91%), principalmente por la generación de energía eléctrica y la industria del petróleo y petroquímica.
Considerando las emisiones de fuentes naturales y antropogénicas, las cinco entidades federativas que emitieron una mayor cantidad de contaminantes fueron Jalisco, estado de México, Michoacán, Nuevo León y Baja California (Figura 5.4). Sus contribuciones a la emisión total nacional oscilaron entre 5.8 y 9.2%. En contraste, Querétaro, Tlaxcala y Baja California Sur emitieron, cada una, menos de uno por ciento del total nacional.
Cuando se analiza la emisión de contaminantes per cápita6 se observa que a nivel nacional, en el año 2005, cada habitante emitió en promedio alrededor de 0.68 toneladas. Si sólo se consideran las emisiones de fuentes naturales, la cifra es de 0.15 toneladas por habitante, mientras que las emisiones estrictamente antropogénicas fueron de 0.53. La emisión per cápita total por municipio y delegación política, muestra que en 89% de los municipios se generaron entre 0.01 y 2 toneladas de contaminantes en 2005. Los cinco municipios que reportaron una mayor emisión per cápita fueron: Calakmul (23.9 toneladas; en Campeche), San Javier (20.05; Sonora), Santa María Chimalapa (18.5; Oaxaca), San Juan Lajarcia (15.6; Oaxaca) y La Colorada (15; Sonora), todos ellos con emisiones generadas principalmente por fuentes naturales (Mapa 5.1).
Con respecto a las emisiones totales por municipio y contaminante, en el caso de los NOx se observa que alrededor del 49% de los municipios del país emitieron en 2005 entre 5 y 500 toneladas, acumulando poco más de 236 mil toneladas que representan el 5.2% del total nacional emitido de ese contaminante (Mapa 5.2). Si a estos municipios se suman los que emitieron hasta 5 mil toneladas, se alcanza 42% de las emisiones totales nacionales y el 93% de los municipios del país. De esta manera, el restante 58% de las emisiones de NOx fueron generadas por tan sólo el 7% de los municipios. Entre estos últimos, destacan los municipios de Nava (Coahuila), Monterrey (Nuevo León), Tijuana y Mexicali (ambos en Baja California), Carmen (Campeche) y Toluca (México) con emisiones de entre 50 y 108 mil toneladas.
En lo que se refiere al SO2, 50% se concentró en cinco municipios: Carmen (Campeche), Tula de Allende (Hidalgo), Nava (Coahuila), Tuxpan (Veracruz) y Manzanillo (Colima), en todos ellos, la mayor parte de las emisiones fueron generadas por las fuentes fijas, en particular por las plantas de generación de electricidad y por las refinerías de petróleo (Mapa 5.3). La mayoría de los municipios del país (78%) emitió entre 0.02 y 60 toneladas de SO2, que representan apenas el uno por ciento del total.
Por otro lado, en el caso de los COV, 44% de los municipios generaron cantidades que fueron de las cinco a las dos mil toneladas, 40% emitió entre dos mil y diez mil toneladas, 15.8% entre diez mil y ochenta mil toneladas y 0.2% entre ochenta mil y 570 mil toneladas (Mapa 5.4). Los seis municipios que emitieron más COV fueron: Calakmul (Campeche), Felipe Carrillo Puerto y Othón P. Blanco (ambos en Quintana Roo), Ocosingo (Chiapas) y Hopelchén y Champotón (ambos en Campeche), los cuales generaron poco más de 2.48 millones de toneladas de COV (equivalentes a 13% del total emitido), provenientes principalmente de fuentes naturales7.
El CO fue generado en mayor cantidad por las fuentes móviles en municipios pertenecientes a ciudades donde el número de vehículos es elevado. Los municipios que emitieron más CO fueron: Tijuana (Baja California), Guadalajara (Jalisco), Monterrey (Nuevo León), Toluca (México), Mexicali (Baja California) y Morelia (Michoacán; Mapa 5.5).
En lo que se refiere a las PM10 el 95% de los municipios del país emitieron entre una y 1 600 toneladas, lo que representa en conjunto el 52% de la emisión total del contaminante (Mapa 5.6). Los cinco municipios donde se emitió la mayor cantidad de PM10 son: Monclova (Coahuila), Tula de Allende (Hidalgo), Jaltipan (Veracruz), Manzanillo (Colima) y Culiacán (Sinaloa). Respecto a la emisión de PM2.5, el 97% de los municipios emitieron entre una y 1 600 toneladas, generando entre todos ellos el 56% del total emitido (Mapa 5.7). Los municipios que emitieron el mayor volumen de este contaminante son: Monclova (Coahuila), Tula de Allende (Hidalgo), Tuxpan (Veracruz), León (Guanajuato) y Manzanillo (Colima). Ambos tipos de partículas fueron generados principalmente por las fuentes fijas y de área.
El amoniaco (NH3) es producido principalmente por las actividades ganaderas, 95% de los municipios produjeron entre 0.8 y 1 600 toneladas, acumulando poco más de 592 mil toneladas (que equivalen a 59% del total de NH3 emitido; Mapa 5.8). Los cinco municipios con las mayores emisiones fueron: Nava (Coahuila); San Juan de los Lagos (Jalisco), Tepatitlán de Morelos (Jalisco), Culiacán (Sinaloa) y Huajuapan de León (Oaxaca), que emitieron entre 7 000 y 11 200 toneladas.
Si se revisan las emisiones totales generadas por actividades humanas, a nivel municipal, se observa que 69% de los municipios emitieron entre 25 y 10 mil toneladas de contaminantes, acumulando un total de alrededor de 4.4 millones de toneladas (8% del total emitido; Mapa 5.9). Los cinco municipios que generaron mayores cantidades de contaminantes fueron Tijuana (Baja California), Guadalajara (Jalisco), Monterrey (Nuevo León), Toluca (México) y Mexicali (Baja California) que en total emitieron el 12% nacional.
Emisiones en la Zona Metropolitana del Valle de México
En la ZMVM se han estimado las emisiones de contaminantes para el periodo 2000-2010. Los resultados que se enfatizan en esta sección son los obtenidos en 2010, mientras que los cambios ocurridos toman como referencia el año 20008.
Considerando el total de contaminantes emitidos en el periodo 2000-2010, hubo una reducción importante en la emisión (41%) entre esos años (Figura 5.5). El CO ha sido, consistentemente, el contaminante que más se ha emitido en la ZMVM, con valores que han oscilado entre el 66 y 79% del total de las emisiones (Figura 5.5). No obstante, la emisión de este gas es la que, comparativamente con los restantes contaminantes, ha mostrado la disminución más drástica en su volumen de emisión, al pasar de cerca de 3.3 millones de toneladas en 2000 a 1.6 millones de toneladas en 2010, lo cual ha sido resultado principalmente de la incorporación de nuevas tecnologías en un mayor número de vehículos. Esto también se refleja en el caso de las emisiones de COV y de NOx que presentan una reducción del 25 y 8%, respectivamente, en el mismo periodo. Aunque el SO2 se emite en menor proporción sus emisiones también han disminuido, debido principalmente a la reducción en el contenido de azufre en los combustibles y al cambio por combustibles gaseosos y menos contaminantes (GDF, 2012). Las PM10 mostraron un ligero incremento en el periodo (0.8% en 2000 y 1.2% en 2010).
En lo que se refiere al origen de los contaminantes, en 2010 el 61% de las emisiones provino de las fuentes móviles, siendo el CO el contaminante que representó la mayor proporción de las emisiones de dicha fuente (74%; Figura 5.6). Las altas emisiones asociadas a las fuentes móviles, pueden deberse a factores como el número de vehículos en circulación, la cantidad de combustible que consumen y las emisiones de vehículos sin tecnologías de control incorporadas (por ejemplo, en el año 2010, todavía el 11% de los vehículos a gasolina no contaban con sistemas de control de emisiones). Los autos particulares por ser los más numerosos, generan la mayor parte de las emisiones de las fuentes móviles; no obstante los tractocamiones, aunque menos abundantes, contribuyen en gran proporción con las emisiones de partículas debido a su consumo de diesel (GDF, 2012).
A las fuentes móviles le siguieron en importancia las fuentes de área (que emitieron 27% del total de los contaminantes de la ZMVM), las fuentes puntuales (9%) y la vegetación y los suelos (3% de las emisiones).
Normatividad y monitoreo de la calidad del aire
Los contaminantes atmosféricos tienen efectos negativos sobre la salud de la población, entre ellos, las enfermedades respiratorias y los problemas cardiovasculares (ver Recuadro Efectos de la exposición a contaminantes atmosféricos sobre la salud). Por esta razón, en distintas zonas metropolitanas y poblaciones del país se monitorea la concentración atmosférica de los principales contaminantes: SO2, CO, bióxido de nitrógeno (NO2), ozono (O3), PM10, PM2.5, partículas suspendidas totales (PST) y plomo (Pb). Para cada uno de ellos se cuenta con un estándar o norma de calidad del aire que establece las concentraciones máximas que no deben sobrepasarse en un periodo definido, con el objeto de garantizar la protección de la salud de la población, incluyendo a los grupos más susceptibles (Cuadro D3_R_AIRE01_03).
Las normas vigentes de calidad del aire fueron publicadas por la Secretaría de Salud en el Diario Oficial de la Federación en diciembre de 1994; en octubre de 2002 se publicó la modificación a la norma referente a ozono (DOF, 2002) y en septiembre de 2005 la modificación a la de partículas, en la que se incluyen por primera vez las PM2.5 (DOF, 2005). Por otro lado, la Semarnat tiene la facultad de expedir las normas oficiales mexicanas que señalan los procedimientos para la medición y calibración del equipo destinado a determinar las concentraciones de los contaminantes, los niveles máximos permisibles de emisión a la atmósfera y las especificaciones de los combustibles que se utilizan.
Para conocer la concentración de contaminantes, se han establecido estaciones y redes de monitoreo atmosférico. Actualmente se cuenta con equipos instalados para la medición de contaminantes atmosféricos en 82 zonas metropolitanas y poblaciones (Mapa 5.10; IB 1.1-9; IC 6). Tomando en cuenta sólo a las poblaciones con más de cien mil habitantes, existen 35 localidades que no cuentan con monitoreo de la calidad del aire en el país. En todas las estaciones y redes de monitoreo, los contaminantes se miden aplicando procedimientos estandarizados a nivel internacional. La red más completa y antigua se localiza en la ZMVM, que cuenta con 26 estaciones de monitoreo automático (EMA), 2 estaciones de monitoreo manuales, 8 mixtas y 2 unidades móviles. Las estaciones de monitoreo registran, entre otras variables, las concentraciones de O3, CO, SO2, NO2, PM10 y PM2.5, considerados como contaminantes criterio y de los cuales se tiene más información acerca de sus efectos sobre la salud. Debido a que la concentración de plomo en la ZMVM ha disminuido significativamente y se considera que está bajo control, no se incluye en este reporte.
Otras ciudades que cuentan con redes de monitoreo importantes y con registros relativamente antiguos (mediados de los noventa) son las zonas metropolitanas de Guadalajara, Monterrey, Toluca y ciudades fronterizas como Tijuana, Mexicali y Ciudad Juárez. Algunas ciudades se concentran en evaluar alguno o varios contaminantes de importancia local, como es el caso de Ajacuba y Tepetitlán en Hidalgo, Guaymas y Navojoa en Sonora, que se enfocan en la medición de partículas. La lista completa de las estaciones de monitoreo y los contaminantes registrados se pueden consultar en la Base de Datos Estadísticos del Sistema Nacional de Información Ambiental y de Recursos Naturales.
Con el fin de hacer más comprensible el nivel de contaminación del aire, en México se ha usado un índice conocido como Imeca (Índice Metropolitano de la Calidad del Aire), que consiste en una transformación de las concentraciones del contaminante a un número adimensional. En la escala utilizada por el Imeca, los valores están determinados en múltiplos de 50 Imeca.
La difusión del Imeca se inició en 1986 a través de diversos medios y actualmente se transmite por radio, televisión, Internet y prensa escrita. Sin embargo, al no existir un documento oficial que definiera el significado y la utilidad del Imeca, así como los lineamientos para su generación, uso y difusión, no existió uniformidad de sus procedimientos entre los distintos generadores en los estados. Esto llevó a que en el Distrito Federal se elaborara la norma ambiental NADF-009-AIRE-2006 (GDF, 2006), que establece los lineamientos que debe cumplir el Imeca. Dicha norma tiene aplicación en el Distrito Federal y se extiende a los municipios conurbados del estado de México que forman parte de la ZMVM. De acuerdo con esta norma, el Imeca tiene como objetivo informar a la población de manera clara, oportuna y continua sobre los niveles de contaminación atmosférica, los probables daños a la salud y las medidas de protección que puede tomar. Con esta nueva reglamentación, la difusión del Imeca se realiza por medio de colores y calificativos sobre la calidad del aire, de acuerdo con el grado de riesgo que represente para la salud humana (Tabla 5.1). Sin embargo, para analizar el cumplimiento de las normas de calidad del aire en una región determinada, es más recomendable utilizar indicadores que se generen a partir de las bases de datos validadas por las redes de monitoreo atmosférico y con la aplicación de los mismos criterios durante el procesamiento de la información (INE, 2007).
Con base en los valores del Imeca, las autoridades pueden declarar una contingencia ambiental, que se refiere a una situación eventual y transitoria, en la que la concentración de contaminantes en la atmósfera alcanza niveles dañinos a la salud de la población en general. Algunas de las ciudades y zonas industriales que cuentan con programas de contingencias ambientales por contaminación atmosférica son el Valle de México, Guadalajara, Monterrey y Salamanca. En la ZMVM la última vez que se declaró una contingencia ambiental por ozono fue en el año 2002 y por PM10, en 2005.
En la ZMVM, algunas de las medidas que se aplican, completa o parcialmente, durante una contingencia son la suspensión de: actividades deportivas, cívicas y de recreo al aire libre, quemas a cielo abierto, actividades de bacheo y pintado, restricción a la circulación vehicular adicional al programa Hoy No Circula y restricción a la actividad industrial, entre otras.
Calidad del aire en las ciudades del país
Existen diversas formas de abordar el análisis de la calidad del aire. En este informe se empleó el número de días al año en los que se excede el valor de la norma asociada a cada contaminante, y los promedios anuales de las concentraciones diarias de PM10, PM2.5, SO2, O3, NO2 y CO. Los días en que se excede el valor de la norma reflejan la magnitud del problema, ya que muestran la frecuencia con la que se rebasa el umbral definido para proteger la salud; además, junto con las tendencias de los promedios anuales de las concentraciones, permiten tener una visión de la dinámica temporal de la calidad del aire y son un medio para evaluar la efectividad de las medidas que se toman para controlar el problema. Para tener una imagen más integral de la calidad del aire, también se ha incluido aquí el número de días por año, en los que se excede la norma de cualquiera de los contaminantes criterio, ya que si por lo menos uno de los contaminantes excede sus niveles permitidos, la calidad del aire no es adecuada. En este capítulo se describe la calidad del aire de aquellas ciudades del país que cuentan con información confiable para realizar análisis adecuados.
Si se examina la frecuencia con la que se exceden los límites establecidos en las normas, los dos contaminantes más importantes en las ciudades con monitoreo son el O3 (Figura 5.7; Cuadro D3_AIRE01_06; IB 1.1-7) y las PM10 (Figura 5.8; IB 1.1-5). El O3 es el principal problema en la ZMVM, ya que el número de días que se rebasa la norma horaria aún es elevado (154 días en 2011, que representan 42% del año); no obstante es considerablemente más bajo si se compara con los registros de principios de la década pasada (por ejemplo, 323 días en el año 2000). La ZMG ha reportado para el periodo 2001-2010 valores de entre 36 y 118 días en que se excede la norma. Las demás ciudades han reportado valores menores a 40 días en los periodos para los que existe información. Las ZMVM, ZMM, ZMG y Rosarito muestran una tendencia de reducción de los promedios anuales de las concentraciones diarias de O3, mientras que Ciudad Juárez, Puebla, Tecate, Tijuana y la ZMVT no mostraron cambios significativos (Figura 5.7; IB 1.1-7). En el caso de las PM10, aunque en algunas de las ciudades no se puede observar una clara tendencia o bien no hay cambios significativos, la ZMG es la única que reporta una mejora en el periodo 2000-2010. En contraste, la ZMVT incrementó significativamente el número de días en que se rebasa la norma en el periodo 2000-2009. Las ZMVT y ZMM son las que reportan el mayor número de días (154 y 85 días, respectivamente en 2009) en que se excede la norma diaria. En contraste, hay ciudades como Tijuana, Tecate, Rosarito, Celaya, Irapuato y Silao en las que la frecuencia con que se rebasa el límite permitido es muy baja (entre 1 y 8 días en 2009) o llega a cero en el caso de Puebla en 2008 y 2009 (Figura 5.8; Cuadro D3_AIRE01_06; IB 1.1-5).
En lo que se refiere a los promedios anuales de las concentraciones diarias, sólo la ZMG mostró una clara reducción, mientras que Ciudad Juárez, Mexicali, Rosarito, Tecate, ZMM, ZMVM y ZMVT se mantuvieron con niveles constantes. El resto de las ciudades no muestra una tendencia clara ya que aún cuentan con pocos datos (Figura 5.8; IB 1.1-5).
En los últimos años, la concentración atmosférica de CO no ha sido un problema grave en prácticamente ninguna de las ciudades con monitoreo. El número de días en que se rebasa el límite permitido de CO ha disminuido en algunas ciudades, como Mexicali y ZMG y se ha mantenido constante, entre 3 y cero días, en Ciudad Juárez, Puebla, Rosarito, Tecate, Tijuana, ZMM, ZMVM y ZMVT (Figura 5.9; Cuadro D3_AIRE01_06; IB 1.1-3).
El SO2 también está controlado en casi todas las ciudades en las que se mide; en el periodo reportado, prácticamente no se rebasó la norma ningún día, con excepción de Salamanca, que en el año 2000 reportó 51 días con niveles mayores a los permitidos; no obstante, en el 2009 ya no se excedió la norma ningún día en esa ciudad (Figura 5.10; Cuadro D3_AIRE01_06; IB 1.1-6). Reflejo de lo anterior fueron las concentraciones diarias relativamente bajas en todas las ciudades con monitoreo en el periodo, con la excepción ya señalada de Salamanca, que aunque reportaba concentraciones mayores, han disminuido significativamente en los últimos años.
El problema de la contaminación por NO2 también está controlado, prácticamente en ninguna ciudad con monitoreo se rebasa la norma (sólo en la ZMG se rebasó la norma seis días en 2010); las concentraciones se han mantenido relativamente constantes y por debajo de 0.05 partes por millón en la mayoría de las ciudades (Figura 5.11; Cuadro D3_AIRE01_06; IB 1.1-4).
El monitoreo de las partículas menores a 2.5 micrómetros es el más reciente. Entre 2004 y 2011, la ZMVM redujo ligeramente su concentración. En las restantes ciudades con monitoreo no puede apreciarse aún su tendencia por el escaso número de datos. El número de días por año en los que se rebasó la norma se mantuvo prácticamente en los mismos niveles en la ZMM y la ZMVM, a diferencia de Mexicali cuyos valores oscilaron entre 13 días en 2005 y 110 en 2007 (Figura 5.12; Cuadro D3_AIRE01_06; IB 1.1-8).
Aunque en las gráficas anteriores es posible analizar con detalle la situación de cada contaminante en las distintas zonas metropolitanas y algunas ciudades, no se puede evaluar de manera integral la calidad del aire. Por ello y con el fin de mostrar de manera resumida la situación de la calidad del aire en cada ciudad con monitoreo, en la Figura 5.13 se presenta el número de días en los que por lo menos alguno de los contaminantes monitoreados excedió su límite establecido en la norma. Esta información resulta relevante en el análisis, dado que la calidad del aire se deteriora cuando al menos uno de los contaminantes monitoreados excede los límites de concentración establecidos en las normas.
De acuerdo con esta información, las grandes ciudades son las que tienen los principales problemas, aunque con tendencias a disminuir en los años recientes. Por ejemplo, la contaminación del aire en la ZMVM a principios de la década pasada rebasaba los límites permitidos entre 329 y 305 días al año, mostrando posteriormente una clara tendencia a la baja llegando en 2010 a 178 días. Guadalajara y Mexicali también reportaron un número significativo de días en el año 2000 (157 y 117 respectivamente) con un posterior descenso (123 días en 2010 y 26 en 2009 respectivamente). En el caso de Salamanca, aunque ha llegado a reportar hasta 79 días (año 2006) con valores mayores a los permitidos, en el año 2009 esta cifra disminuyó a 11 días. En contraste, Monterrey y Valle de Toluca han incrementado el número de días en los que se rebasan los límites establecidos en las normas. En el resto de las ciudades con monitoreo no se han excedido los límites en más de 58 días al año, de hecho en algunas de ellas el máximo ha sido de 11 días, tal es el caso de Tijuana, San Luis Potosí, Irapuato, Celaya, Silao, Tecate, Rosarito, y la Zona Metropolitana de Hidalgo y Tepeji del Río de Ocampo. Es importante señalar que la tendencia del número de días en que se exceden las normas de salud, en cada ciudad refleja su condición particular, por lo que la comparación entre ellas debe hacerse con reserva pues no todas las ciudades o zonas urbanas monitorean todos los contaminantes (Figura 5.13).
A pesar de que actualmente existen estaciones de monitoreo de los principales contaminantes en 82 localidades, aún son insuficientes para contar con una cobertura nacional. Además, en la mayoría de las ciudades, la información todavía no tiene las características necesarias para hacer un análisis confiable de la tendencia de las concentraciones de contaminantes: sólo veinte de ellas cuentan con datos suficientes para conocer la calidad del aire de al menos tres años consecutivos, nueve localidades para cinco años y únicamente las zonas metropolitanas de Monterrey, Guadalajara y Valle de México han generado de manera constante la información desde que iniciaron operaciones (INE, Semarnat, 2011). En el caso de la ZMVM su red de monitoreo también registra información relacionada con lluvia ácida. En 1987 se puso en marcha el Programa de Precipitaciones Ácidas en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ver Recuadro Lluvia ácida: causas y consecuencias).
En resumen, del análisis de las tendencias de los principales contaminantes se desprende que en general la calidad del aire en las principales ciudades del país ha mejorado en los últimos años. A pesar de que en la ZMVM la calidad del aire aún es deficiente, debido principalmente a los niveles de O3, es importante resaltar que se presenta una tendencia a la baja en su concentración, así como en la de otros contaminantes, por ejemplo el CO, SO2 y PM2.5. Sin duda, la eliminación del plomo de la gasolina, la reducción del contenido de azufre (tanto de la gasolina como del diesel), la introducción al mercado de gasolina oxigenada y reformulada, el establecimiento de límites de emisión más estrictos para los vehículos nuevos, así como la adopción de tecnologías vehiculares cada vez más eficientes, han contribuido de manera significativa a que el plomo ya no sea un problema de contaminación en el aire y que los niveles de SO2, CO y NO2 raramente sobrepasen los valores de las normas.
Como respuesta al problema de la contaminación del aire, el gobierno federal, en coordinación con autoridades estatales y municipales y con la participación del sector académico ha establecido programas para mejorar la calidad del aire, conocidos como Proaires. Estos representan uno de los principales instrumentos desarrollados para revertir las tendencias de deterioro e incorporan una visión de mediano y largo plazos, además de que proponen acciones concretas para la reducción y control de las emisiones (Semarnat, 2012). Las acciones contenidas en estos programas están orientadas a las fuentes con mayor aporte de contaminantes e incluyen medidas de reducción factibles en su costo y con un beneficio significativo en la calidad del aire. Los Proaires se han aplicado en zonas metropolitanas que por sus características, como número de habitantes, actividades industriales, parque vehicular y condiciones climáticas y geográficas, entre otras, presentan los mayores problemas de contaminación atmosférica.
Las zonas metropolitanas para las que se ha desarrollado por lo menos un Proaire son el Valle de México, Monterrey, Guadalajara, Toluca, Ciudad Juárez, Mexicali, Tijuana-Rosarito, Salamanca, Puebla, León, Cuernavaca, Durango y la Comarca Lagunera (que incluye parte de Coahuila y Durango), Querétaro-San Juan del Río, Villahermosa y San Luis Potosí-Soledad de Graciano Sánchez; IB 1.1-10). Actualmente se encuentran vigentes ocho Proaires y cinco están en fase de elaboración o actualización (Tabla 5.2). Los Proaires vigentes benefician a 36.5 millones de personas que habitan en las zonas de aplicación de las medidas para mejorar la calidad del aire; por su parte, los Proaires en elaboración beneficiarán a una población aproximada de 5.9 millones de personas (Semarnat, 2013).
Como parte de las medidas para controlar el problema de la contaminación del aire, en enero de 2006 se publicó la norma NOM-086-SEMARNAT-SENER-SCFI-2005, que establece nuevas especificaciones para los combustibles que se venden en México, principalmente relacionadas con el contenido de azufre, olefinas y benceno. La comercialización de estos combustibles ha sido paulatina: por ejemplo, en enero de 2005 se introdujo al mercado la gasolina Magna de 300 partes por millón (ppm) promedio de azufre y 500 ppm máximo; en octubre de 2006 se incorporó al mercado la gasolina Premium UBA (ultra bajo azufre) de 30 ppm promedio de azufre y 80 ppm máximo para su consumo en todo el país. Además, a principios de 2007 se inició la comercialización, en la frontera norte, del diesel UBA de 15 ppm máximo, el cual desde 2009 se distribuye también en la zona metropolitana de Monterrey, mientras que desde finales del mismo año se usa en el Metrobús de la Ciudad de México.
Otras acciones emprendidas a nivel local, como la reforestación y pavimentación, los apoyos para la renovación del parque vehicular y el mayor control sobre las emisiones de las fuentes fijas también han sido importantes. No obstante, se requiere una mayor inversión para controlar y abatir la contaminación del aire. El gasto del sector público destinado a prevenir y controlar la contaminación atmosférica, se incrementó de 69 598 millones de pesos en 2009 (apenas el 0.1% del gasto ambiental total) a 123 830 millones de pesos, que significaron 2.2% del gasto ambiental total, el cual incluye también actividades en materia de aguas residuales, residuos, suelos, agua subterránea, biodiversidad, paisaje, programas ecológicos de regulación y preservación, infraestructura ecológica, regulación humana de los establecimientos y educación ambiental, entre otras actividades (INEGI, 2011 y 2012).
Notas:
1 Fuentes naturales: incluyen fuentes biogénicas como la vegetación y la actividad microbiana del suelo. En 2005 no se reportaron emisiones por actividad volcánica -otra fuente importante de emisiones, aunque intermitente-, ya que no se registró una actividad significativa.
2 Fuentes móviles carreteras: incluyen autos particulares (tipo sedán), camionetas Pick-up, vehículos privados y comerciales, autobuses de transporte urbano, tractocamiones, taxis, camionetas de transporte público de pasajeros y motocicletas.
3 Fuentes de área: incluyen combustión agrícola y doméstica, artes gráficas, asfaltado, lavado en seco, pintado automotriz, pintura para señalización vial, recubrimiento de superficies, uso doméstico de solventes, limpieza de superficies industriales, manejo y distribución de gas licuado de petróleo, gasolinas y diesel, actividades de construcción, asados al carbón, panificación, aplicación de fertilizantes y plaguicidas, corrales de engorda, ganaderas de amoniaco, labranza, aguas residuales, incendios de construcciones, incendios forestales, emisiones domésticas de amoniaco, esterilización de material hospitalario, cruces fronterizos, terminales de autobuses y quemas agrícolas.
4 Fuentes fijas: incluyen a las industrias del petróleo y petroquímica, química (incluye plásticos), producción de pinturas y esmaltes, metalúrgica y siderúrgica, automotriz, celulosa y papel, cemento y cal, asbesto, vidrio, alimentos y bebidas, textil, madera, generación de energía eléctrica, residuos peligrosos, hospitales y producción de asfalto, entre otras.
5 Fuentes móviles no carreteras: incluyen aviación, equipo básico en aeropuertos, embarcaciones marinas, locomotoras de arrastre, locomotoras de patio, maquinaria de uso agropecuario y para construcción.
6 La emisión per cápita se calculó con base en los datos del INEM que corresponden a 2005 y la población por municipio del mismo año.
7 Los COV naturales son isoprenos y monoterpenos y pueden ocasionar reacciones de tipo alérgico e incluso lesiones neurológicas graves.
8 La información para hacer este análisis fue publicada en el Inventario de Emisiones de la ZMVM 2010, el cual incluye un nuevo cálculo de las emisiones de todos los años anteriores usando la misma metodología.
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