CAPITULO 4. BIODIVERSIDAD
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AMENAZAS A LA BIODIVERSIDAD

Una proporción significativa de los ecosistemas del planeta ha sido transformada o muestra señales de deterioro evidentes debido a las actividades humanas. Estos cambios han repercutido inevitablemente en el estado de su biodiversidad, sobre todo en los últimos 50 años, cuando la intensidad de estas actividades se ha incrementado y puesto a muchos grupos y especies en situaciones verdaderamente críticas (PNUMA, 2011). Esto ha sido consecuencia de la mayor demanda de espacio, alimento, agua dulce y energía que requieren las sociedades modernas. Actualmente, se reconoce que las principales amenazas a la biodiversidad, tanto en México como en el mundo, son el cambio de uso del suelo (impulsado principalmente por la expansión de la frontera agropecuaria y urbana), el crecimiento de la infraestructura (p. e., para la construcción de carreteras, redes eléctricas y represas), los incendios forestales, la sobreexplotación de los recursos naturales, la introducción de especies invasoras, la contaminación, el aprovechamiento ilegal y, más recientemente, el cambio climático global. Los siguientes párrafos se enfocan en la problemática de las especies invasoras y el tráfico ilegal, considerando que el cambio de uso del suelo, el crecimiento de la infraestructura, el uso de los recursos (principalmente forestales), la contaminación y los incendios forestales se abordan en otros capítulos de esta obra.

El impacto de las especies invasoras se ha considerado en los últimos años como una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad a nivel global. Las especies invasoras afectan a las especies nativas de flora y fauna a través de la competencia, depredación, transmisión de enfermedades, modificación del hábitat y cambios en el funcionamiento de los ecosistemas. En circunstancias particulares, puede ocurrir hibridación con las especies nativas, alterando su acervo genético (Comité Asesor Nacional sobre Especies Invasoras, 2010) y, en los casos más graves, producir la disminución de la biodiversidad de los ecosistemas al provocar la extinción de sus especies nativas. 

Las vías de introducción de las especies invasoras a los ecosistemas (ya sea de manera natural, intencional o accidental) pueden ser: 1) las relacionadas con el sector transporte (tanto por los objetos transportados como por los medios de transporte en sí mismos), que incluye equipo y vehículos militares, productos utilizados para el embalaje y envíos, transporte por parte de empresas que realizan actividades turísticas y movimiento de animales por motivos recreativos, entre otros; 2) el comercio, por los productos animales o vegetales para consumo humano, las plantas acuáticas y terrestres para agricultura, jardinería, horticultura o investigación, entre otros; 3) otras actividades humanas como la deforestación, apertura de carreteras, minería, cambio de uso del suelo, control biológico y la unión de cuerpos de agua previamente aislados; y 4) por fenómenos naturales como corrientes marinas, vientos, fenómenos climáticos extremos (como huracanes e inundaciones) y otros medios naturales para los cuales las especies tienen las adaptaciones morfológicas o conductuales particulares (Comité Asesor Nacional sobre Especies Invasoras, 2010).

En nuestro país, la Conabio se encarga del Sistema de Información sobre Especies Invasoras en México (SIEIM), el cual enlista las 357 especies invasoras establecidas en el país, en su mayoría plantas (48% del total, es decir, 173 especies) y peces (18%, 63 especies); la lista también tiene identificadas a diez especies de anfibios y reptiles, seis de aves y 18 de mamíferos como especies invasoras establecidas. En general, dichas especies están clasificadas como de alto riesgo y alta prioridad para México (Conabio, 2012). Como parte de los esfuerzos para combatir este problema, en el año 2010 la Conabio, en colaboración con diversos sectores, instituciones, expertos y organizaciones civiles, publicó la Estrategia Nacional sobre Especies Invasoras en México, que además de ofrecer un diagnóstico sobre la situación nacional respecto a esta problemática, establece acciones prioritarias que involucran tanto al gobierno como a la sociedad civil para enfrentar la situación.

El aprovechamiento ilegal de especímenes de la vida silvestre es una actividad que amenaza a la biodiversidad. Además de la cacería furtiva, el aprovechamiento ilegal incluye también la captura, colecta, transporte y comercio no autorizado de ejemplares de la vida silvestre. A nivel de las poblaciones de las especies afectadas, las principales consecuencias por esta actividad son las alteraciones en los tamaños y estructuras poblacionales, en el número relativo de hembras y machos, en su potencial y características reproductivas, en su composición genética y en las repercusiones en el flujo y la dinámica de las cadenas tróficas de las comunidades de las que forman parte.

Se estima que el aprovechamiento ilegal de la biodiversidad genera ganancias que globalmente pueden alcanzar los 20 mil millones de dólares al año, con serios impactos para los ecosistemas y la economía de muchos países (Jolon, 2008). Como resultado de las acciones para combatir esta actividad en México, entre los años 2001 y 2011, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) llevó a cabo el decomiso de 28 266 ejemplares de fauna silvestre (Figura 4.4). Es importante mencionar que estos datos representan tan solo el tráfico mínimo detectable, debido a que es muy difícil conocer el volumen total real de ejemplares que se trafican ilegalmente dentro y fuera de las fronteras del país.

 

 

Especies en riesgo

Las amenazas citadas en la sección anterior han contribuido, en mayor o menor grado, solas o actuando sinérgicamente, a que los tamaños poblacionales de numerosas especies en los ecosistemas naturales se hayan reducido y a que sus posibilidades de extinguirse sean mayores. Particularmente vulnerables son las especies con áreas de distribución restringidas (por ejemplo, las que se limitan a superficies relativamente reducidas a condiciones ambientales específicas o las que viven en islas o cuerpos de agua particulares), las que de manera natural tienen tamaños poblacionales reducidos o aquéllas que poseen ciclos de vida particularmente largos o sensibles a los cambios ambientales.

En México, la NOM-059-SEMARNAT-2010 es la norma que enlista las especies y subespecies de flora y fauna silvestres que se encuentran en riesgo de extinción en el país2. De acuerdo a ella, el número de especies listadas en alguna categoría de riesgo es de 2 4863. Las plantas son el grupo taxonómico con mayor número de especies en riesgo, con un total de 948. Las familias con mayor número de especies en riesgo son las cactáceas (244 especies, que equivalen al 23.6% del total de especies de esta familia descritas para el país), las orquídeas (188 especies, 16.2%), las palmas (64 especies, 51.6%) y los agaves (39 especies, 13.7%). En el caso de los animales, los grupos con más especies en riesgo son los reptiles (437 especies, es decir, 54.4% de las especies conocidas en el país para este grupo), las aves (367, 33.5%), los mamíferos (242, 45.2%), los anfibios (194, 53.7%) y los peces (203, 7.5%; IB 6.4-3). Según la citada norma, el total de especies probablemente extintas en la vida silvestre suma 46 (18 de aves, 13 de peces, 9 de mamíferos y 6 especies de plantas). En la Figura 4.5 se observa la distribución de las especies en riesgo de cada grupo taxonómico de acuerdo a las categorías empleadas en la NOM-059-SEMARNAT-2010 (ver también el Recuadro La Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza).

 

 

Notas:

2 Para incluir, cambiar o excluir a alguna especie de la norma, la Semarnat considera criterios que van desde la rareza, la relevancia taxonómica y ecológica de las especies, hasta la superficie total de su área de distribución y la importancia de los factores reales y potenciales que pueden afectar sus tamaños poblaciones y su hábitat, entre otros criterios.

3 Esta cifra y las siguientes que se presentan en el texto y que hacen referencia a las especies citadas en la NOM-059-SEMARNAT-2010 no consideran a las subespecies, variedades y formas de las especies listadas. Si se consideran, el total de especies en alguna categoría de riesgo asciende a 2 606 especies. Las categorías de riesgo consideradas por la NOM son: amenazadas, en peligro de extinción, probablemente extintas en el medio silvestre y sujetas a protección especial.