A lo largo del territorio mexicano pueden encontrarse casi todos los tipos de vegetación que existen en el mundo (Conabio 2006); en ellos habitan miles de especies de diversos grupos taxonómicos, muchos de los cuales muestran una alta variabilidad genética. Todo esto convierte a México en uno de los llamados países “megadiversos”, honor que comparte con Brasil, Perú, Indonesia, China y Colombia, entre otros. No obstante, al igual que en muchas regiones del mundo, la biodiversidad de nuestro país encara numerosas e importantes amenazas que afectan a este importante capital natural y que ponen en riesgo su futuro, junto con los servicios ambientales que son indispensables para la vida y el desarrollo de la sociedad.
MÉXICO, UN PAÍS MEGADIVERSO
México es uno de los países más diversos del planeta desde el punto de vista biológico. Su compleja fisiografía e historia geológica y climática, principalmente, han creado una variada gama de condiciones que hacen posible la coexistencia de especies de origen tropical y boreal, y que también han permitido, al paso del tiempo, una intensa diversificación de muchos grupos taxonómicos en las zonas continentales de su territorio y a lo largo de sus zonas costeras y oceánicas (Espinosa et al., 2008). De este modo, en los tres niveles en los que se estudia la biodiversidad (ecosistemas, especies y genes), México posee una riqueza especialmente importante.
En el mundo se han descrito hasta la fecha entre 1.7 y 2 millones de especies, aunque algunos estudios sugieren que esta cifra podría incrementarse en el futuro con la descripción de nuevas especies entre los 5 y los 30 millones (May, 1988; CBD, 2002). A pesar de representar tan solo 1.5% de la superficie terrestre del planeta, se estima que en México habita entre 10 y 12% de las especies del mundo.
A la fecha, en México se conocen cerca de 65 mil especies de invertebrados, en su mayoría insectos (alrededor de 48 mil especies; Figura 4.1). Con respecto a los vertebrados, se tienen registradas 5 512 especies (lo que representa alrededor de 10% de las conocidas en el mundo), de las cuales la mayoría son peces (2 716) y aves (1 096 especies). En riqueza de reptiles, el país ocupa el segundo lugar mundial (con 804 especies), el tercero en mamíferos (con 535) y el cuarto en anfibios (361; Figura 4.2). En lo que respecta a la flora nacional, México está entre los cinco países con mayor número de especies de plantas vasculares: se han descrito poco más de 25 mil especies (la mayoría angiospermas: 23 791 especies), lo que equivale aproximadamente a 9.1% de las especies descritas en el mundo (alrededor de 272 mil).
La biodiversidad en el país no se distribuye de manera homogénea en el territorio: los grupos estudiados hasta el momento siguen relativamente el patrón latitudinal de mayor riqueza de especies hacia el Ecuador; destacan también por su riqueza y número de endemismos ciertas zonas de transición en donde confluyen las biotas de las regiones Neártica y Neotropical, como son el Eje Neovolcánico y las Sierras Madre Oriental y Occidental (Koleff et al., 2008). Si se observa la riqueza de especies por grupo taxonómico a nivel de entidad federativa, resulta claro que ni la riqueza, ni el conocimiento de las especies se distribuyen homogéneamente a lo largo del territorio. Existen zonas particularmente ricas en especies en las que también se ha hecho un mayor esfuerzo de colecta: por ejemplo, en el sureste, los estados de Oaxaca, Veracruz y Chiapas son los más ricos a nivel nacional en especies de vertebrados, plantas vasculares y artrópodos (Mapa 4.1). No obstante, cabe resaltar que se ha registrado un número importante de especies de vertebrados en los estados de las zonas áridas norteñas de la República.
Las especies que sólo se encuentran en nuestro territorio, es decir, las especies endémicas, también complementan de manera importante la riqueza biológica de México. Se calcula que entre 50 y 60% de las especies de plantas vasculares que se conocen en el país son endémicas (Sarukhán, 2009; Cuadro D3_BIODIV02_09). Entre ellas, las orquídeas y cactáceas son algunas de las familias que cuentan con mayor porcentaje de especies endémicas (60 y 50%, respectivamente; Figura 4.3). Por su parte, de las 535 especies de mamíferos, 161 son endémicas (30%) y de las 1 096 especies de aves, 125 son endémicas (11%). Ahora bien, si el endemismo se analiza por el tipo de vegetación, se encuentra que en los matorrales xerófilos y en los bosques de coníferas, más del 60% de las especies son endémicas, mientras que sólo 5% de las especies del bosque tropical perennifolio tienen este carácter (Rzedowski, 1998).
Aun cuando el progreso en el inventario de la riqueza biológica de México ha avanzado significativamente en las últimas décadas, todavía queda mucho por conocer. Grupos como los hongos, los invertebrados terrestres y acuáticos y otros organismos microscópicos, por citar sólo algunos, no han sido completamente colectados y estudiados; además, los estudios en ciertas zonas geográficas y ecosistemas, como es el caso de los arrecifes de coral y las profundidades oceánicas, no han sido exhaustivos (Escobar et al., 2009). Es muy probable que las cifras para muchos grupos taxonómicos aumenten en la medida en que se profundice el estudio de la diversidad y la geografía nacionales. El órgano de gobierno encargado de las actividades encaminadas a promover, coordinar, apoyar y realizar actividades dirigidas al conocimiento de la diversidad biológica, así como a su conservación y uso sustentable, es la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), la cual también administra el Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad (SNIB; mayores detalles en el Recuadro El Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad).
La diversidad de tipos de vegetación que se encuentran en el territorio mexicano es tan alta como las presentes en China, India, Perú y Colombia. En nuestro país pueden encontrarse casi todos los tipos de vegetación reconocidos en el mundo, que van desde las selvas cálido-húmedas, los bosques templados y los bosques mesófilos de montaña, hasta los matorrales xerófilos, los pastizales naturales y la vegetación halófila y gipsófila (Challenger y Soberón, 2008). Para mayores detalles sobre la vegetación nacional y su dinámica en el país, consultar el Capítulo 2 sobre Ecosistemas terrestres.
La riqueza de ecosistemas del país no sólo es notable en la porción continental del territorio. En la zona marina pueden encontrarse desde los ecosistemas de mar abierto y las zonas profundas (incluyendo los arrecifes de aguas frías), hasta las comunidades de pastos marinos y de arrecifes coralinos de aguas cálidas y poco profundas. En las zonas terrestres, los ecosistemas acuáticos de agua dulce también son diversos, destacando los de ríos, lagos y lagunas.
México se destaca también como uno de los países que ha sido el centro de origen de algunas de las plantas cultivadas más importantes para la humanidad. Se calcula que poco más de 15% de las especies vegetales que se consumen en el mundo tienen su origen en México (Conabio, 2006); de estas especies sobresalen, por citar algunos casos, el maíz (del que se reconocen en el territorio alrededor de 59 razas; Sánchez, 2011), el chile (con cerca de 120 variedades) y el frijol (del cual se reconocen 63 especies en el mundo, 52 de las cuales están en México y sólo cinco se cultivan; Conabio, 2006). En términos generales, se sabe que al menos 158 especies vegetales de importancia económica (ya sea para el mundo o al interior del país) fueron domesticadas en nuestro territorio, destacando por el número de especies las familias Agavaceae (30 especies de 3 géneros), Fabaceae (22 especies de 10 géneros), Cactaceae (14 especies de 5 géneros), Solanaceae (11 especies de 6 géneros) y Asteraceae (9 especies de 5 géneros; Conabio, 2012; Cuadro D3_BIODIV05_03). En lo que respecta a los animales, se tienen registradas una especie de ave (el guajolote) y una de mamífero (el perro), así como nueve especies de insectos semidomesticadas1 (la cochinilla del nopal, los gusanos de maguey blanco y rojo y los jumiles, entre otras) para México (Conabio, 2012).
A nivel mundial, la variabilidad genética de las especies silvestres es poco conocida, sobre todo si se compara con la información que se posee sobre su biología o ecología. En México, se tienen estudios de la riqueza genética de alrededor de 200 especies, que incluyen algunos microrganismos como bacterias fijadoras de nitrógeno, patógenos como Escherichia coli (la cual mostró la diversidad genética más alta reportada para cualquier organismo en el resto del mundo), el protozoario Trypanosoma cruzi (causante de la enfermedad de Chagas) y otras especies de coníferas, encinos, epífitas, cícadas, parasitoides, áfidos, aves y mamíferos marinos (Tabla 4.1, Piñero et al., 2008). Este número de especies estudiadas resulta pequeño, sobre todo si se considera la enorme diversidad que alberga el país.
Nota:
1 Se refiere al hecho de que el hombre ha intervenido en su manejo de una manera incipiente.
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