CONSERVACIÓN Y RECUPERACIÓN DE SUELOS
Históricamente el suelo ha sido un recurso natural poco atendido por los gobiernos y la sociedad en general, a pesar de la importancia que tiene como elemento central en la producción de alimentos y soporte de la infraestructura, entre muchas otras funciones importantes que realiza.
La poca atención que se le da al suelo en el desarrollo de las actividades productivas (principalmente agrícolas, pecuarias y forestales) ha estado acompañada por la implementación de técnicas que no procuran la conservación y mejora de sus propiedades. Esto ha llevado a que casi la mitad de nuestro país presente signos de degradación edáfica. Diversos estudios han mostrado que existen pérdidas económicas importantes cuando se permite que los suelos se degraden, además de las consecuencias negativas para el ecosistema. Por ejemplo, se estima que en nuestro país el costo de la erosión en términos de la superficie sembrada con maíz blanco de temporal, podría alcanzar entre el 7.8 y 11% de su valor de producción. Este costo no incluye las implicaciones económicas ex situ de la erosión, como son el azolve de presas o ríos, el cual podría ser incluso mayor a las pérdidas económicas generadas por la disminución de la productividad agrícola (Cotler et al., 2011).
México carece propiamente de una estrategia nacional integral de suelos en la cual se definan acciones directas y específicas para la conservación y el mantenimiento de sus funciones. Sin embargo, dentro de los programas operados por la Semarnat (incluyendo los de la Conafor), Sagarpa y Conaza se brinda apoyo económico y técnico a los productores, para la realización de obras hidráulicas, de reforestación, de conservación y restauración de suelos y de manejo de tierras agrícolas que contribuyan a la conservación de este importante recurso natural.
Los programas institucionales más importantes en cuanto a superficie incorporada a la protección y recuperación del suelo son el ProÁrbol Suelos, operado por la Conafor, y el Programa Integral de Agricultura Sostenible y Reconversión Productiva en Zonas de Siniestralidad Recurrente (Piasre), a través del Componente de Uso Sustentable de Suelo y Agua (Coussa), operado por la Sagarpa (Figura 3.14). Como parte de sus acciones, se brinda apoyo económico y asesoría técnica a los dueños de las tierras para la ejecución de obras de conservación y restauración de suelos forestales, en el caso del primero de ellos, y a zonas con sequía recurrente, en el segundo (Cuadro D3_SUELO04_01; IB 3-4).
Desde 2007, las acciones dirigidas a la conservación y recuperación de suelos financiadas por la Conafor, han estado enfocadas principalmente a desarrollar obras y prácticas para el control de la erosión laminar9, y en menor medida a las del control de la erosión en cárcavas.
Los Programas de Compensación Ambiental por Cambio de Uso del Suelo en Terrenos Forestales y de Restauración Forestal en Cuencas Hidrográficas Prioritarias contemplan acciones de este tipo, además de otras relacionadas con la recuperación de la cobertura vegetal arbórea y herbácea de los terrenos preferentemente forestales, lo cual también contribuye con el combate a la erosión.
La Sagarpa, por su parte, ha enfocado su atención al control de los escurrimientos que afectan la infraestructura y los centros de población.
Nota:
9 Es la erosión superficial en la cual se pierde una capa fina y uniforme de toda la superficie del suelo. Las partículas son desprendidas por el pisoteo, el viento o el agua de lluvia y después son transportadas por el flujo de agua.
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