La migración es un fenómeno complejo en el que intervienen una mezcla de factores sociales, económicos, políticos, étnicos y ambientales, entre otros. Independientemente de su origen, puede ser la estrategia de supervivencia que emplean las poblaciones cuando ven amenazada su seguridad. La migración por causas ambientales no es un fenómeno nuevo, los pueblos nómadas la practicaron desde miles de años atrás; sin embargo, es hasta las últimas dos décadas que la comunidad internacional ha comenzado a reconocer que los cambios ambientales más drásticos y la recurrencia de eventos extremos1, ahora magnificados por el cambio climático de origen antropogénico, están relacionados con la movilidad de las personas.
Los eventos extremos ocurren de manera natural y suelen afectar a muchos tipos de ecosistemas. Cuando éstos se encuentran bien conservados o con bajos niveles de degradación, son más resistentes a los efectos negativos de estos fenómenos; pueden recuperarse más rápidamente de estas afectaciones y recuperar su condición original o alcanzar una muy cercana a ella. En algunos casos los ecosistemas necesitan de estos fenómenos para su regeneración natural. Si estos eventos ocurren sin que haya afectaciones a la población humana no son considerados desastres naturales, pero si se presentan daños a las personas o a sus bienes, entonces entran formalmente en esta categoría. Cuando los eventos extremos alcanzan cierta magnitud, pueden contribuir a que las personas tomen la decisión de migrar temporal o definitivamente del sitio donde habitan.
Para denominar a los migrantes que toman la decisión de cambiar de residencia principalmente por motivos ambientales, se han utilizado diversos términos: desplazados ambientales, migrantes inducidos, migrantes forzados por motivos medioambientales o migrantes forzados por el clima. Incluso, en algunos estudios se les llama refugiados ambientales, refugiados por efecto del clima o refugiados ecológicos2. Sin embargo, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) sugiere el uso del término migrantes por razones ambientales para referirse a las personas o grupos de personas que, por motivo de cambios repentinos o progresivos del medio ambiente, que afectan adversamente su vida o sus condiciones de vida, se ven obligados a abandonar sus lugares de residencia habituales, o deciden hacerlo por voluntad propia, ya sea con carácter temporal o permanente, y se trasladan a otro lugar en su propio país o al extranjero (OIM, 2007).
Debido a la complejidad del fenómeno migratorio, cuantificar las personas que han migrado por razones ambientales no es una tarea sencilla. Algunas estimaciones señalan que en 2008, 20 millones de personas en el mundo fueron desplazadas como consecuencia de fenómenos relacionados con el clima, en comparación con 4.6 millones de desplazados internos a causa de situaciones de conflicto y violencia. Para el futuro, específicamente el año 2060, el PNUMA estima que en África podrían haber 50 millones de migrantes ambientales (Brown, 2008), y a nivel mundial, para el año 2050, Myers (2005) calcula que, considerando el incremento de los efectos del cambio climático, podría haber hasta 200 millones de personas desplazadas ya sea por alteraciones de los sistemas monzónicos y otros sistemas de lluvias, por sequías de una gravedad y duración inusitadas, así como por la subida del nivel del mar y la inundación de los litorales. El propio Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), menciona en su Cuarta Comunicación que existe un incremento en el potencial de migración de las personas que viven en las áreas afectadas por ciclones tropicales intensos y sequías, entre ellas el Medio Oriente y África septentrional, donde además de los factores ambientales, debe considerarse la presión demográfica sobre los recursos y la problemática económica (IPCC, 2007).
Para México, un estudio publicado por la U.S. Commission on Immigration Reform señaló que una parte de las 900 mil personas que migran anualmente de las regiones áridas y semiáridas, lo hicieron por la desertificación que afectó sus tierras agrícolas (Leighton y Notini, 1994). En otros estudios realizados a menor escala se han expuesto otras razones para migrar. Por ejemplo, en Chiapas, los municipios de Huixtla, Motozintla, Tapachula y Tuzantán, personas entrevistadas sobre su posible cambio de residencia señalaron que la degradación ambiental y los desastres naturales repentinos (como el huracán Stan en 2005) podrían influir en su decisión de cambiar de residencia. También, en dos localidades de Zacatecas, las respuestas fueron en el sentido de que los patrones de lluvia y temperatura habían cambiado en las últimas dos décadas, y que esto había afectado seriamente a las personas más pobres que dependían de la agricultura de subsistencia para alimentarse, por lo cual habían considerado la posibilidad de migrar tanto dentro como fuera del país (EACH-FOR, 2009).
De acuerdo con los especialistas, es necesario realizar estudios más detallados sobre cómo, porqué y hacia dónde migran las personas. Esta información ayudará a entender las implicaciones de la migración en términos del bienestar de los propios migrantes, así como de los sitios que dejan y también de aquellos a los que llegarán (Brown, 2008).
Notas:
1 Fenómeno climático de gran intensidad y baja frecuencia que tiene efectos ambientales y sociales adversos, ya sea regional o localmente.
2 La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) recomienda que las expresiones para describir a las personas que migran por razones ambientales no deben incluir el término “refugiados”, ya que un refugiado es un individuo que es perseguido por un gobierno, régimen, grupo social u otro individuo por motivos de raza, nacionalidad, religión, pertenencia a un grupo social o por manifestar sus opiniones políticas, y en este contexto, el ambiente o el clima no son factores per se que persigan a las personas y por lo tanto no es posible reconocer legalmente su condición de refugiados.
Referencias:
Brown, O. El baile de las cifras. Revista Migraciones Forzadas 31: 8-9. 2008.
EACH-FOR. Environmental change and forced migration scenarios. Specific Targeted Project Scientific support to policies–SSP. Case Study Report Environmental factors in Mexican migration: The cases of Chiapas and Tlaxcala. European Commission. SERI (Austria) y ATLAS Innoglobe (Hungary). 2009.
IPCC. Summary for Policymakers. In: Climate Change 2007: Impacts, Adaptation and Vulnerability. Contribution of Working Group II to the Fourth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. Parry, M.L., O.F. Canziani, J.P. Palutikof, P.J. van der Linden y C.E. Hanson. (Eds.). Cambridge University Press, Cambridge, UK. 2007.
Leighton Schwartz, M. y J. Notini. Desertification and migration: México and the United States. U.S. Commission on Immigration Reform. 1994.
Myers, N. Environmental refugees: an emergent security issue. 13th Economic Forum, Session III – Environment and Migration. Prague, 23-27 May 2005.
OIM. Discussion note: Migration and the environment. Ninety-Fourth Session. MC/INF/288. 2007.
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