Recuadro | Erosión del suelo en México


La erosión edáfica es un fenómeno que elimina la capa fértil del suelo. El agua y el viento se consideran los principales elementos erosivos, sin embargo, las actividades humanas, desde las recreativas hasta las extractivas, contribuyen también a este proceso de degradación del suelo.

El estudio de los procesos erosivos es de vital importancia para contenerlos y revertirlos, por lo que forman parte de la agenda de los gobiernos desde hace décadas. En el caso de nuestro país, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) publica información sobre los suelos del país, tanto lo que se refiere a la distribución y características de los principales tipos, como a sus procesos de degradación. En el 2014 el Instituto presentó un mapa denominado “Conjunto de Datos de Erosión del Suelo, escala 1: 250 000, Continuo Nacional” (INEGI, 2014a). Éste contiene información sobre los diferentes tipos, formas, causas y grados de erosión del suelo que ocurren en el territorio nacional. Por la metodología empleada y debido a que se centra solamente en un proceso de degradación específico (la erosión) los resultados obtenidos no son estrictamente comparables con otros estudios realizados para el país como la “Evaluación de la pérdida de suelos por erosión hídrica y eólica en la República Mexicana, escala 1: 1 000 000” (Semarnat, 2002) y la “Evaluación de la degradación del suelo causada por el hombre en la República Mexicana, escala 1:250 000” (Semarnat, 2003), por lo que sería incorrecto definir con ellos una serie temporal de la condición de los suelos en el país.

Para evaluar la erosión, el INEGI realizó muestreos de campo, análisis de laboratorio y procesos geoestadísticos. Las descripciones de campo se realizaron para evaluar el tipo, forma y grado de afectación por el tipo de erosión dominante (la más representativa en el área de muestro) y la erosión secundaria (la forma de afectación con el siguiente nivel de extensión). También se registraron variables como la pendiente del terreno, la geoforma dominante, la presencia de cárcavas o surcos o de cualquier elemento que favorezca los procesos erosivos, además del tipo de vegetación y uso del suelo, entre otros. El análisis del suelo en campo incluyó la descripción de sus características, tales como textura y profundidad (INEGI, 2014a, 2014b).

El análisis de los suelos en el laboratorio permitió determinar su cantidad de carbono orgánico, textura y densidad aparente, entre otras características. Finalmente, se elaboró el mapa de erosión a partir de la integración en un sistema de información geográfica (SIG) de los datos tomados en campo, los resultados de laboratorio y la información geoespacial del muestreo de campo. El mapa se verificó en campo para corroborar y los resultados y hacer los ajustes pertinentes (INEGI, 2014a, 2014b). De acuerdo con este mapa1, los principales tipos de erosión en el país son:

 

Erosión hídrica

El agua es el agente causal de este tipo de erosión, a través de rompimiento y arrastre de los agregados y partículas que forman del suelo o de fragmentos mayores, como rocas o grandes masas de suelo, ya sea por el golpeteo directo de las gotas de lluvia o por la escorrentía superficial (arroyos y ríos) y el efecto del riego en los campos agrícolas. La vegetación protege al suelo del efecto erosivo del agua, por ello es muy importante su conservación (Loredo-Osti et al., 2007; Montes-León et al., 2011; Bolaños-González et al., 2016). A nivel nacional alrededor de 91.2 millones de hectáreas de suelo están afectadas por este tipo de erosión (46.65% de la superficie nacional; Figura 3.a; Mapa 3.a). Este tipo de erosión se clasificó en cuatro grados de afectación: extremo, que se registra en cerca de 100 868 hectáreas (0.05% del territorio nacional y 0.11% de la erosión hídrica); fuerte, que abarca casi 1.3 millones de hectáreas (0.64% del país, 1.37% de este tipo de erosión); moderado, poco más de 32.5 millones de hectáreas (16.66% de país, 35.72%); y erosión leve, con 57.3 millones de hectáreas (29.3% del territorio, 62.8% de este tipo de erosión; Figura 3.1.b).

 

Figura 3.1.b

Grados de erosión hídrica en México, 20141
Figura

Nota:
1 La extensión de terreno afectado se muestra en hectáreas y el porcentaje se calculó con respecto al territorio nacional.

Fuente:
INEGI. Conjunto de datos de erosión del suelo, escala 1:250 000 Serie I, Continuo Nacional. INEGI. México. 2014.

 

 

Erosión eólica

El agente causal de este tipo de erosión es el viento, que en sus formas más extremas, como tolvaneras, remolinos y tornados puede contribuir enormemente a la pérdida de la capa fértil del suelo. Al igual que en el caso de la erosión hídrica, la presencia de vegetación ayuda a proteger el suelo de este tipo de erosión (Ortiz-Solorio y Estrada, 1993). La superficie nacional afectada por erosión eólica
es de casi de 4.7 millones de hectáreas, lo que equivale al 2.39% de la superficie del país (Figura 3.1.a, Mapa 3.1.a).

 

Figura 3.1.a

Principales tipos de erosión en México, 20141
Figura

Nota:
1 La extensión de terreno afectado se muestra en hectáreas y el porcentaje se calculó con respecto al territorio nacional.

Fuente:
INEGI. Conjunto de datos de erosión del suelo, escala 1:250 000 Serie I, Continuo Nacional. INEGI. México. 2014.

 

 

Mapa 3.1.a

Erosión dominante antrópica, hídrica y eólica en México, 2014
Figura

Fuente:
INEGI. Conjunto de datos de erosión del suelo, escala 1:250 000 Serie I, Continuo Nacional. INEGI. México. 2014.

 

 

Erosión antrópica

Este tipo de erosión es consecuencia de las actividades humanas que modifican el suelo de manera intensa, y muchas veces definitiva, mediante la construcción de obras de infraestructura (Bolaños-González et al., 2016; Ortiz-Solorio y Estrada Berg Wolf, 1993). Este tipo de erosión se cuantificó también en el estudio realizado por INEGI, y afecta a casi 238 750 hectáreas, que equivalen al 0.12% de la superficie nacional (Mapa 3a; Figura 3a). Poco más de 99.4 millones de hectáreas, alrededor del 50.84% de la superficie nacional, no presentan erosión aparente o no es posible aplicarles el concepto de erosión por tratarse de zonas arenosas, urbanas o cuerpos de agua (Mapa 3.1.a, Figura 3.1.a).

 

 

Referencia:

Bolaños-González, M.A., F. Paz-Pallat, C.O. Cruz-Gaistardo et al. Mapa de erosión de los suelos de México y posibles implicaciones en el almacenamiento de carbono orgánico del suelo. Terra Latinoamericana 34: 271–288. 2016.
INEGI. Conjunto de Datos de Erosión del Suelo, Escala 1: 250 000 Serie I Continuo Nacional. INEGI. México. 2014a. Disponible en: http://www.beta.inegi.org.mx/app/buscador/default.html?q=erosi%C3%B3n
INEGI. Diccionario de Datos de Erosión del Suelo, Escala 1: 250 000 Serie I Continuo Nacional. INEGI. México. 2014b.
Loredo-Osti, C., S. Beltrán-López, F. Moreno-Sánchez et al. Riesgo a la erosión hídrica y proyección de acciones de manejo y conservación del suelo en 32 microcuencas de San Luis Potosí. Libro Técnico No. 3. Sagarpa, INIFAP, Conacyt. México. 2007.
Montes-León, M.A., E.M. Uribe-Alcántara y E. García-Celis. Mapa Nacional de erosión potencial. Tecnología y Ciencias del Agua, antes Ingeniería hidráulica en México 2(1): 5 – 17. 2011.
Ortiz-Solorio, M.L., y J.W. Estrada Berg Wolf. Evaluación y cartografía de la erosión eólica en la República Mexicana. Serie de Cuadernos de Edafología. Colegio de Postgraduados. México. 1993.
Semarnat. Evaluación de la pérdida de suelo por erosión hídrica y eólica en la República Mexicana, escala 1:1 000 000. Semarnat. México. 2002.
Semarnat y CP. Evaluación de la degradación del suelo causada por el hombre en la República Mexicana, escala 1:250 000. Memoria Nacional 2001-2002. Semarnat y CP. México. 2003.

 

 

Nota:

1 Se pueden consultar los datos en la siguiente dirección electrónica: http://www.beta.inegi.org.mx/app/buscador/default.html?q=erosi%C3%B3n