Recuadro | La amenaza de la quitridiomicosis


Los anfibios son uno de los grupos de vertebrados que enfrentan mayor riesgo de extinción en la actualidad. Junto a la transformación de sus hábitats, la contaminación del agua, la sobreexplotación de las poblaciones de algunas especies y el cambio climático, la quitridiomicosis se reconoce como otra causa del declive de las poblaciones de muchas de las especies de este grupo en el mundo (Rosemblum et al., 2013). Esta enfermedad es causada por dos especies de hongos del género Batrachochytrium: B. dendrobatidis (Bd), que afecta principalmente a los anuros, urodelos y cecilias1, y B. salamandrivorans2, que al parecer ataca específicamente a los urodelos (Van Rooij et al., 2015).

No todos los anfibios son sensibles a la quitridiomicosis, las especies pueden clasificarse desde resistentes a tolerantes a la presencia de los hongos en su hábitat (Van Rooij et al., 2015). Los organismos afectados mueren principalmente por los efectos de la pérdida de las funciones de la piel debido a las lesiones que resultan de ulceraciones, hiperqueratinización y erosión de la piel (Alroy, 2015).

El origen de la enfermedad es aún materia de debate. Se ha sugerido que África, Norteamérica, Asia y la región del Bosque Atlántico brasileño podrían ser la cuna de la enfermedad (ver Van Rooij et al., 2015). Tampoco hay un acuerdo respecto a la manera en la cual se ha propagado por el mundo; la opinión prevaleciente es que ha sido una enfermedad endémica a distintas regiones (en donde se mantuvo con bajos niveles de infección hasta que ocurrieron cambios en las condiciones ambientales) y en otras zonas ha sido de reciente introducción (Van Rooij et al., 2015). Aun cuando se ha sugerido que la enfermedad puede actuar en sinergia con el cambio climático, se considera que son eventos que actúan de manera independiente en distintas regiones en el mundo (Hof et al., 2011).

La quitridiomicosis ha sido reportada en todos los continentes en donde hay poblaciones de anfibios (Whittaker y Vredenburg, 2011; Mapa a). En el caso de Latinoamérica, las afectaciones más importantes han sido observadas en Centro y Sudamérica (Whittaker y Vredenburg, 2011). En cuanto a México, los primeros reportes de organismos infectados por Bd datan de 1972 en la salamandra Thorius pennatulus en el sur del país (Cheng et al., 2011). Entre los años setenta y ochenta del siglo pasado, se detectaron infecciones en otras especies de salamandras de los géneros Bolitoglossa, Thorius, Pseudoeurycea y Chiropterotriton (varios autores en Whittaker y Vredenburg, 2011) y, recientemente, se han observado eventos de mortalidad masiva en poblaciones de la rana Lithobates tarahumare (Mendoza et al., 2015).

 



Hasta el año 2013, en el país se han detectado infecciones por Bd en 49 especies de anfibios3, de las cuales 29 son anuros y las restantes 20 corresponden a urodelos (Tabla a). Esto equivale a alrededor del 13% de las especies conocidas en el país. Del total de especies afectadas, el 61% (30 especies) son endémicas a México y, de acuerdo a la NOM-059-SEMARNAT-2010, nueve especies están clasificadas como amenazadas y 19 en la categoría de protección especial. En cuanto a la distribución geográfica de la enfermedad en nuestro país, se observa en 13 de las 32 entidades federativas (Mapa b). Los ecosistemas que habitan los organismos de las especies infectadas van desde matorrales xerófilos hasta los bosques mesófilos de montaña.

 

 

 

 

 

 

Referencia:

Alroy, J. Current extinction rates of reptiles and amphibians. Proceedings of the National Academy of Sciences USA 112 (42): 13003-13008. 2015.

Cheng, T.L., S.M. Rovito, D.B. Wake y V.T. Vredenburg. Coincident mass extirpation of neotropical amphibians with the emergence of the infectious fungal pathogen Batrachochytrium dendrobatidis. Proceedings of the National Academy of Sciences USA. 2011. doi: 10.1073/pnas.1105538108.

Hof, C., M. Araujo, W. Jetz y R. Carsten. Additive threats from pathogens, climate and land-use change for global amphibian diversity. Nature 480 (7387): 516-519. 2011.

Mendoza, C., P. Burrowes y G. Parra. La quitridiomicosis en los anfibios de México: una revisión. Revista Mexicana de Biodiversidad 86 (1): 238-248. 2015.

Rosenblum, E., T. James, K. Zemudio, et al. Complex history of the amphibian-killing chytrid fungus revealed with genome resequencing data. Proceedings of the National Academy of Sciences USA 110 (23): 9385-9390. 2013.

Van Rooijk, P., A. Martel, F. Haesebrouck y F. Pasmans. Amphibian chytridiomycosis: a review with focus on fungushost interactions. Veterinary Research 46: 137. Disponible en: https://veterinaryresearch.biomedcentral.com/articles/10.1186/s13567-015-0266-0. Fecha de consulta: mayo de 2016.

Whittaker, K. y V. Vredenburg. An Overview of Chytridiomycosis. AmphibiaWeb. Disponible en: www.amphibiaweb.org/chytrid/chytridiomycosis.html. Fecha de consulta: mayo de 2016.

Yap, T. y M. Koo. Batrachochytrium salamandrivorans: Deadly fungal threat to salamanders. AmphibiaWeb. Disponible en:
http://amphibiaweb.org/chytrid/Bsal.html. Fecha de consulta: mayo de 2016.

 

 

 

Notas:

1 Los anfibios se agrupan en tres órdenes: anuros, que incluyen a los sapos y ranas; los urodelos, a los que pertenecen las salamandras, ajolotes y tritones; y los gimnofiones o ápodos, carentes de patas y que se conocen vulgarmente como “cecilias”.
2 Las infecciones por este hongo no han sido documentadas en poblaciones silvestres fuera de Asia, Holanda, Bélgica y Alemania (Yap y Koo, 2015).
3 La fuente original reporta 50 especies, sin embargo, en el listado que ahí se cita, una de las especies está duplicada (Duellmanohyla schmidtorum).