Nota: |
En México, como en muchos otros países del mundo, con una población en constante crecimiento y con actividades agropecuarias e industriales en expansión, la demanda de agua se ha incrementado sustancialmente. Esto ha ocasionado la sobreexplotación de las fuentes de abastecimiento superficiales y subterráneas, lo cual ha comprometido seriamente el bienestar de la población, la continuidad de las actividades productivas y la salud de muchos ecosistemas. Una forma comúnmente empleada de aproximar la sustentabilidad en el uso del recurso hídrico es por medio de la comparación de la extracción total para los distintos usos consuntivos (agropecuarios, industriales y domésticos) con el volumen total de los recursos hídricos renovables disponibles. Sirve también como medida de la vulnerabilidad de un país o región frente a la escasez de agua.
Es importante señalar que el indicador no toma en cuenta para su cálculo el requerimiento de agua que requieren los ecosistemas para mantener su estructura y funcionamiento; tan sólo considera el agua para uso humano en sus distintos sectores.
Este indicador es utilizado por varios organismos internacionales (entre ellos las Naciones Unidas, WWF, OCDE y el Banco Mundial) como indicador de la sustentabilidad del agua a largo plazo. Dentro del Sistema Nacional de Indicadores Ambientales (SNIA), pertenece también al Conjunto de Indicadores Básicos del Desempeño Ambiental de México, al Conjunto Clave y a los de la Iniciativa Latinoamericana y Caribeña para el Desarrollo Sostenible (ILAC).
El crecimiento del valor del indicador denota una progresiva insostenibilidad en el uso de los recursos hídricos. Según las Naciones Unidas, cuando el grado de presión es mayor al 40 por ciento, se considera que puede existir un estrés hídrico severo que podría conducir a una fuerte competencia por el agua entre sectores.