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Frente al panorama de pérdida y degradación del capital natural, se han implementado en México diversas estrategias que intentan garantizar la conservación de la biodiversidad y el abasto continuo de los bienes y servicios ambientales que brindan los ecosistemas. Destacan dos en particular, por un lado, la que se enfoca en la conservación de los ecosistemas y de sus servicios ambientales, representada por las Áreas Naturales Protegidas (ANP), los humedales de la Convención Ramsar y los Programas de Pago por Servicios Ambientales (PSA), y por otro, la que busca el uso de la vida silvestre y de los ecosistemas nacionales bajo criterios de sustentabilidad (básicamente a través del manejo de la vida silvestre de interés cinegético u ornamental y del desarrollo de la actividad forestal) implementada a través de las Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (Uma), del Programa de Desarrollo Forestal (Prodefor) y del Proyecto de Conservación y Manejo Sustentable de Recursos Forestales en México (Procymaf). El indicador muestra el crecimiento de la superficie nacional dedicada a la conservación y al uso sostenible de los ecosistemas.
El indicador no mide la eficiencia con la cual los diferentes instrumentos de política ambiental considerados alcanzan sus objetivos. Por otro lado, la superficie real reportada por el indicador puede ser menor en virtud del traslape de superficie que existe entre algunos de los instrumentos.
Dentro del Sistema Nacional de Indicadores Ambientales (SNIA), pertenece también al Conjunto de Indicadores Clave.
El crecimiento del valor de la superficie bajo conservación y manejo sustentable denota el esfuerzo por proteger el capital natural nacional, y con ello la provisión de bienes y servicios ambientales que brindan a la sociedad.