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El acceso restringido al recurso hídrico puede constituir un freno para el bienestar social y el crecimiento económico; puede tener además efectos ambientales adversos sobre los ecosistemas, su biodiversidad y en la provisión de los bienes y servicios ambientales que ofrecen a la sociedad. Las tarifas del agua envían señales a los consumidores que les permiten ajustar sus decisiones de consumo, por lo que un sistema de precios que refleje correctamente los costos ambientales derivados de su extracción, conducción, tratamiento y distribución, así como los gastos de mantenimiento, administración, cobranza e inversión de los organismos operadores puede ser útil para influir en actitudes benéficas de los consumidores hacia el ambiente. El indicador tarifas del agua por consumo doméstico en las principales ciudades muestra la evolución del precio de líquido en cuarenta y tres ciudades importantes del país.
No existe una tarifa doméstica única en el país; varía según el estado, la localidad y el volumen de líquido consumido. El indicador presenta las tarifas de una muestra de ciudades y no permite descomponerlas en los costos de extracción, conducción, tratamiento y distribución, así como en los gastos de mantenimiento, administración, cobranza e inversión de los organismos operadores que la suministran.
El aumento del valor del precio del agua puede producir efectos ambivalentes en su interpretación: por un lado, puede reflejar la incorporación de los costos del servicio de suministro y su administración, y por otro, resaltar los efectos negativos que ocasiona en el consumidor al distraer el gasto de sus recursos económicos en este servicio que no es sustituible y que le impide emplearlos en otros conceptos de su interés.