Notas: |
La sobreexplotación de los recursos hídricos subterráneos puede traer consigo importantes problemas ambientales, sociales y económicos. Además de producir la disminución regional de los niveles de agua subterránea y con ello producir pozos secos (lo que puede afectar el abasto humano y a las actividades agropecuarias e industriales), puede elevar los costos de extracción del líquido, ocasionar hundimientos del terreno y, en las zonas costeras, deteriorar la calidad del agua subterránea por la intrusión del agua marina. El indicador sobre acuíferos sobreexplotados pretende mostrar la magnitud del problema de las aguas subterráneas en el país a través del número de casos en los que su mal manejo ha dado como resultado su sobreexplotación, la intrusión salina y/o el fenómeno de salinización de suelos o aguas subterráneas salobres. De manera indirecta, también aporta información sobre el riesgo de abasto actual y futuro del líquido.
El criterio para clasificar a un acuífero como sobreexplotado se ha modificado en el tiempo. En 1995, un acuífero se consideraba sobreexplotado cuando la extracción excedía a la recarga en 20%, mientras que en 2003 se redujo a que la extracción excediera en 10% a la recarga.
Este indicador es utilizado por la Agencia Europea del Medio Ambiente como indicador del impacto provocado por la extracción de agua subterránea. Dentro del Sistema Nacional de Indicadores Ambientales (SNIA), pertenece también al Conjunto de Indicadores Básicos del Desempeño Ambiental de México.
El aumento del número de acuíferos sobreexplotados o con problemas de intrusión salina y/o bajo el fenómeno de salinización de suelos o de aguas subterráneas salobres denota el uso no sustentable de las aguas subterráneas, con el consecuente riesgo para el abasto humano y de las actividades agropecuarias e industriales de las regiones en donde se encuentran.