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En México, como en otros países del mundo, durante la segunda mitad del siglo pasado se vivió un crecimiento poblacional importante en las zonas urbanas que ocasionó la proliferación de asentamientos humanos en condiciones precarias. Para el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-HABITAT), las viviendas precarias son aquellas ubicadas en las zonas urbanas que carecen de al menos una de las siguientes características: acceso a fuentes de agua mejoradas, drenaje y saneamiento adecuado, materiales de construcción apropiados y espacio suficiente para vivir. Además de afectar significativamente la calidad de vida de las personas, este tipo de asentamientos genera consecuencias sociales y ambientales importantes.
Este indicador pertenece también al Conjunto de Indicadores de la Iniciativa Latinoamericana y Caribeña para el Desarrollo Sostenible (ILAC).
La reducción del valor del indicador denota la mejoría en la condición de la vivienda de una parte de la población, lo cual puede contribuir tanto al mejoramiento de su calidad de vida como a reducir la presión sobre algunos elementos del ambiente.