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La población constituye uno de los factores de presión más importantes sobre los recursos naturales y el ambiente. En la medida en que las poblaciones crecen, demandan una mayor cantidad de espacio, alimentos, agua, energía, productos manufacturados y de acceso a distintos servicios, a la vez que producen mayores volúmenes de residuos que afectan al suelo, agua y atmósfera. En ese sentido, el indicador del crecimiento de la población anual es una medida indirecta de la presión que la población puede ejercer sobre su ambiente local, regional y global; su evolución puede también ser útil para conocer el reto que significa para los países en el futuro sostener y mejorar la calidad de vida de sus habitantes y para manejar sustentablemente sus recursos naturales.
Este indicador también forma parte del Conjunto de Indicadores de Crecimiento Verde de la OCDE.
El incremento del valor de la tasa de crecimiento poblacional puede ser indicativo de una mayor presión sobre el ambiente y los recursos naturales locales, regionales y globales. Paralelamente, denota también una mayor necesidad de recursos económicos para satisfacer la creciente demanda de servicios que deben brindarse a la población.