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Indicadores de presión

Captura, esfuerzo pesquero y descartes en las pesquerías nacionales

La captura pesquera puede convertirse en una actividad altamente perjudicial para los recursos pesqueros cuando se realiza de manera inadecuada (FAO, 2009). Algunas de las consecuencias más importantes de la sobreexplotación pesquera son la pérdida de productividad de la pesquería y su extinción comercial (Goñi, 1998; Jackson et al., 2001). Ello puede resultar del efecto que la captura tiene en tres propiedades básicas de las poblaciones de las especies objetivo: su tamaño poblacional, su estructura de tamaños y su condición reproductiva. La pesca excesiva reduce de manera importante la biomasa de la población al remover ejemplares, lo cual también provoca la reducción de su variabilidad genética (Goñi, 1998; FAO, 2003; García et al., 2003; Godø et al., 2003). Los efectos anteriores afectan el potencial de recuperación y la viabilidad a largo plazo de las poblaciones de las especies pesqueras. La mayor parte de las poblaciones de las diez especies más pescadas a nivel mundial, y que representan cerca del 30% de la captura marina mundial, se hallan plenamente explotadas o sobreexplotadas. Entre ellas se encuentran la anchoveta (Engraulis ringens); el colín de Alaska (Theragra chalcogramma); la bacaladilla (Micromesistius poutassou) y el arenque del Atlántico (Clupea harengus) (FAO, 2009). El indicador captura pesquera nacional es empleado por diferentes organizaciones internacionales (ONU, UE y OCDE, por ejemplo) para analizar y evaluar la presión de la práctica pesquera y sus posibles afectaciones a las pesquerías.

Aun cuando el acelerado crecimiento de la captura pesquera en el mundo puede atribuirse a distintos factores, uno de los más importantes es el incremento del esfuerzo y poder de pesca, es decir, un mayor número de embarcaciones con artes de pesca cada vez más sofisticadas (Groombridge y Jenkins, 2002). El indicador esfuerzo pesquero nacional, medido a través del número de embarcaciones registradas, denota otro de los componentes de presión que puede ejercer la actividad pesquera sobre las pesquerías nacionales. Este indicador se ha empleado en la evaluación de la gestión y el seguimiento de la actividad, así como en la elaboración de políticas y programas encaminados al manejo sustentable de estos recursos (OECD, 1998; FAO, 2000; CCE, 2003).

El descarte es una operación rutinaria en muchas pesquerías del mundo. Consiste en regresar al mar a todos aquellos organismos no deseados de las especies objetivo u otras especies, los cuales se devuelven seriamente lastimados o inlcuso muertos (FAO, 2009). Las principales razones para el descarte de organismos son las regulaciones pesqueras (por ser especies protegidas, en veda o ejemplares no aptos por las disposiciones de tamaño mínimo, entre otras), así como por las condiciones impuestas por los mercados (FAO, 2009). Desde el punto de vista de las pesquerías, uno de los impactos de esta práctica es la reducción del tamaño poblacional de las especies objetivo, lo que puede reducir su productividad en el futuro o incluso, producir su extinción comercial. El indicador descarte en las principales pesquerías mexicanas denota la presión que la captura no selectiva de ejemplares de las especies objetivo ejerce sobre sus poblaciones naturales. Sin embargo, a la fecha no se tienen los datos de ninguna pesquería nacional que permitan calcular dicho indicador. 

 

Desarrollo costero

Las zonas costeras se han convertido en áreas social y económicamente importantes en México y el mundo. Su crecimiento demográfico puede impactar a las pesquerías (principalmente las ribereñas) tanto por la creciente demanda de sus productos como por el incremento en la generación de residuos municipales e industriales que contaminan las aguas (Lara-Lara et al., 2009). Esto se traduce en la sobreexplotación de las poblaciones de especies locales comerciales, la alteración y destrucción del hábitat marino y la contaminación del agua; todo ello con importantes consecuencias en la estructura y función de manglares, estuarios, comunidades de pastos marinos y arrecifes de coral, sitios en los cuales muchas de las especies de interés comercial pasan parte o la totalidad de sus ciclos de vida (GESAMP, 2001; PNUMA, 2007). El crecimiento poblacional en la zona costera refleja la magnitud de la presión que el crecimiento demográfico puede ejercer sobre los recursos pesqueros nacionales. El indicador se encuentra desarrollado en la sección de Ecosistemas costeros y oceánicos en el capítulo de Biodiversidad. Las tasas de crecimiento poblacional están consideradas como indicadores de presión dentro de la lista de Indicadores de Desarrollo Sustentable de la ONU y de la OCDE, orientándose aquí hacia la zona costera del país.

 

Pesca ilegal

Uno de los mayores problemas que enfrentan las pesquerías de México y el mundo actualmente es el de la pesca ilegal. Esta actividad puede tener serios impactos, tanto ambientales como de índole social y económica (CCE, 2002; FAO, 2009). El ejercicio de esta  práctica se caracteriza por la violación a las medidas técnicas de conservación y de manejo, lo cual repercute en el detrimento de las pesquerías y su medio ambiente, además de que el comercio de los productos obtenidos ilegalmente constituye una competencia injusta para aquellos capturados de manera legal (CCE, 2002; Schmidt, 2004). El indicador productos pesqueros decomisados por operativo de inspección puede denotar la presión que esta práctica ejerce en las pesquerías nacionales.