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Introducción

La situación geográfica de México, su variedad de climas, topografía e historia geológica han producido una de las riquezas biológicas más importantes del planeta. Entre el 10 y 12% de la diversidad mundial habita el territorio, lo que nos convierte en uno de los cinco países más ricos en especies de plantas y anfibios, el segundo en reptiles y el tercero en mamíferos (Espinosa et al., 2008). En diversidad de ecosistemas, México ocupa, junto con Brasil, el primer lugar en América Latina (Dinerstein et al., 1995) y a nivel mundial sólo India y Perú poseen una diversidad semejante (Rzedowski, 1998). Además, México es uno de los centros de domesticación de plantas más importantes en el mundo, con al menos 118 especies económicamente importantes, muchas de ellas con valor alimenticio trascendental, como el maíz y el frijol (Sarukhán et al., 2008). Así, en los tres niveles en que se expresa la biodiversidad (ecosistemas, especies y genes), México posee una riqueza invaluable.

Las especies y los ecosistemas brindan una gran cantidad de bienes y servicios ambientales: la variedad de alimentos, madera para muebles, papel, leña, fibras naturales, los principios activos de los productos farmacéuticos y naturistas, las resinas y los tintes son sólo algunos ejemplos (UNDP et al., 2000; Hanson et al., 2008; Ranganathan et al., 2008). Además, los ecosistemas realizan servicios fundamentales que mantienen la vida; éstos incluyen la purificación del agua y el aire, la descomposición y eliminación de los residuos, la regulación del clima, la fertilidad del suelo y el mantenimiento de la biodiversidad, entre otros (UNDP et al., 2000; Schuyt y Brander, 2004; Chivian, 2008). No obstante, el deterioro ambiental pone en riesgo la persistencia y continuidad de los bienes y servicios ambientales.

México ha perdido un porcentaje muy importante de la superficie original de sus ecosistemas naturales y, con ello, varias decenas de especies de plantas y animales, dejando otras tantas en condiciones de vulnerabilidad. Aunque las amenazas a la biodiversidad del país son múltiples, se reconoce que la transformación de los ecosistemas naturales, la sobreexplotación de las poblaciones silvestres, la degradación del ambiente y la introducción de especies exóticas son las que producen los mayores impactos (Arriaga et al., 1998, 2000; Challenger, 2009).

La falta de atención durante largo tiempo a los temas ambientales en las políticas de desarrollo, la implementación de políticas de corto alcance para la solución de problemas económicos y sociales y la insuficiencia de gasto federal en el sector, han contribuido directa o indirectamente al deterioro del medio ambiente nacional. Actualmente existen numerosas iniciativas gubernamentales encaminadas a la salvaguarda, manejo sustentable y recuperación de la riqueza biológica del país. El Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas, los Programas de Pago por Servicios Ambientales, los Proyectos de Conservación y Recuperación de Especies Prioritarias, las Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA), además de múltiples esfuerzos en materia de normatividad y de inspección y vigilancia son sólo algunos ejemplos.

El presente capítulo propone indicadores que intentan reflejar el estado de la biodiversidad mexicana y la importancia de las presiones que la afectan. Asimismo, se incluyen indicadores con las acciones gubernamentales orientadas a proteger y revertir, cuando ha sido posible, el deterioro de los ecosistemas y la disminución de los tamaños poblaciones de algunas especies. Dada la naturaleza, amplitud y dinámica del tema, se abordaron sólo dos de los niveles de la biodiversidad: el de ecosistemas y especies. Aun cuando la diversidad genética de las especies mexicanas es relevante (Piñero et al., 2008), no existe la información  suficiente para conformar un sistema de indicadores dirigido a la evaluación de las presiones, el estado y la respuesta en ese otro importante nivel de estudio.

Los indicadores sobre biodiversidad han considerado en secciones distintas a los ecosistemas terrestres, marinos y acuáticos continentales, en gran parte debido a las diferencias y naturaleza de los medios en los que se encuentran, así como por las presiones que los impactan. Además, se han agregado secciones especiales para las comunidades biológicas o grupos de especies que, por su relevancia o problemática específica, merecen atención particular. Finalmente, puesto que algunos de los indicadores de las actividades económicas y sociales tratadas en otros capítulos también tienen repercusiones sobre la biodiversidad, ha sido necesario incluirlos aquí. Esto seguramente complementará y enriquecerá la visión general del tema. Sin embargo, con objeto de no duplicar la información, será necesario que el lector interesado en consultarlos se remita a los capítulos en los que aparecen desarrollados en toda su extensión.

 

Referencias

Arriaga C., L., E. Vázquez-Domínguez, J. González-Cano, R. Jiménez, R., E. Muñoz L. y V. Aguilar S. Regiones Prioritarias Marinas de México. Conabio. México. 1998.

Arriaga C., L., V. Aguilar S. y J. Alcocer D. Aguas continentales y diversidad biológica de México. Conabio. México. 2000.

Challenger  A., R. Dirzo et al. Factores de cambio y estado de la biodiversidad. En: Capital natural de México, vol.II: Estado de conservación y tendencias de cambio. Conabio. México. 2009. Pp.37-73

Chivian E., Bernstein A. Sustaining life. How human health depends on biodiversity. Oxford University Press. 2008.

Dinerstein, E., D. M. Olson, D. J. Graham , A. L. Webster, S. A. Primm, M. P. Bookbinder y G. Ledec. Conservation assessment of the terrestrial ecoregions of Latin America and the Caribbean. The WB/WWF. Washington, D. C. 1995.

Espinosa, D., S. Ocegueda et al. El conocimiento biogeográfico de las especies y su regionalización natural. En: Capital natural de México vol. I: Conocimiento actual de la biodiversidad. Conabio. México. 2008. Pp. 34-65.

Hanson, C., J. Ranganathan, Ch. Iceland, J. Finisdore. Estudios sobre los servicios de los ecosistemas corporativos.  WRI. 2008.

Piñero, D., et al. La variabilidad genética de las especies: aspectos conceptuales y sus aplicaciones y perspectivas en México, en Capital natural de México, vol. I: Conocimiento actual de la biodiversidad. Conabio. México. 2008. pp. 415-435.

Ranganathan, J., K. Bennett, C. Raudsepp-Hearne, N. Lucas, F. Irwin, M. Zurek, N. Ash y P. West. Ecosystem services: A guide for decision makers. WRI. 2008. Disponible en:
http://pdf.wri.org/ecosystem_services_guide_for_decisionmakers.pdf. Fecha de consulta: 26-03-2012.

Rzedowski, J. Diversidad y orígenes de la flora fanerogámica de México. En: Ramamoorthy, T. P., R. Bye, A. Lot y J. Fa. Diversidad biológica de México. Orígenes y distribución. UNAM. México. 1998.

Sarukhán, J., et al. Capital natural de México. Síntesis: conocimiento actual, evaluación y perspectivas de sustentabilidad. Conabio. México. 2008.

Schuyt, K. y L. Brander. The economic values or the world´s wetlands. WWF. Gland/Amsterdam. 2004.

UNDP, UNEP, WB y WRI. World Resources 2000-2001. USA. 2000.