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Introducción

El agua es esencial para la vida. Es indispensable para el mantenimiento de las funciones de los organismos y de los ecosistemas; es el material de construcción de los seres vivos, el medio para transportar materia en el ambiente y facilita el flujo de energía por medio de las circulaciones oceánica y atmosférica. Se requiere, además, para la producción de alimentos, cubrir las necesidades de agua potable de las poblaciones humanas, la higiene personal y la producción industrial y pesquera. Los ríos, lagos y ecosistemas adyacentes también proporcionan servicios, que incluyen el control de inundaciones, el transporte de personas y de bienes, recreación, purificación de aguas residuales municipales e industriales, generación de energía y hábitat para plantas y animales acuáticos (Jackson et al., 2001; Baron et al., 2002; UN, 2003a).

Generalmente el agua se considera un recurso renovable, es decir, que puede utilizarse de manera que no afecte la disponibilidad a largo plazo del mismo recurso (Gleick, 1998). Sin embargo, varias organizaciones mundiales han señalado que la disponibilidad de agua y el acceso al agua dulce serán temas críticos a resolver durante los próximos años. Aunque el agua es muy abundante en nuestro planeta, sólo un poco más del 2.5 por ciento es dulce, y de ésta cerca de dos terceras partes no es fácilmente utilizable por encontrarse “atrapada” en glaciares y nieves perpetuas. Los retos a enfrentar en torno a este tema tienen relación con la salud, el suministro a ciudades, la protección del ambiente, la alimentación, la industria y la energía. El principal desafío es lograr un equilibrio que permita preservar los ecosistemas acuáticos con sus valiosos servicios ambientales, a la vez que se suministra agua de buena calidad a la población (WRI, 1999; Revenga et al., 2000; UN, 2003a; PNUMA, 2004).

Para que la planeación y manejo de los recursos hídricos sean en verdad efectivos y democráticos, se necesita contar con información que abarque todos los aspectos del ciclo hidrológico y que además sea publicada sin restricciones (Gleick, 1998). Este capítulo muestra los indicadores seleccionados para describir la situación de los recursos hídricos, en términos de su volumen y calidad. El capítulo está dividido en dos secciones, en la primera se presentan indicadores que exhiben las presiones sobre la disponibilidad de agua para sus diferente usos, el estado en que se encuentran y las acciones realizadas para conservar este recurso para el futuro. En la segunda sección se aborda el tema de la calidad del agua; los factores que presionan su calidad, la condición en que se encuentran los cuerpos de agua del país y qué acciones se están tomando para frenar su deterioro y, eventualmente, permitir su recuperación.