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Indicadores de presión

Consumo de combustibles fósiles

La quema de combustibles fósiles emite diversos contaminantes, entre los que se encuentra el CO2 (EPA, 2002). La emisión de CO2 derivada del consumo de combustibles fósiles es responsable de la mayor parte del incremento de la concentración atmosférica del mismo gas (Schwartz, 1993; IPCC, 2001; NAS, 2001; Environment Canada, 2002). No obstante, este gas también es emitido como consecuencia de la tala forestal, quema de biomasa y otros procesos no energéticos como la producción de cemento, la cual contribuye con un 2.4 por ciento del total global de las emisiones (Hendriks et al., 1998; IPCC, 2001; EPA, 2002). De los gases de efecto invernadero (GEI), el CO2 es considerado el más importante, ya que se caracteriza por una elevada persistencia en la atmósfera que varía entre los 5 y 200 años y es el gas que se emite en mayor proporción (Ledley, 1999; IPCC, 2001). También en México la mayor parte de las emisiones de CO2 se produce por la quema de combustibles (Semarnat, 2006). La emisión mundial de CO2 por consumo de combustibles fósiles refleja el nivel de presión global que se ejerce, de la misma manera que la emisión nacional de CO2 por consumo de combustibles fósiles muestra la presión a nivel local. Estos indicadores son propuestos en diversas iniciativas internacionales impulsadas por la OCDE, Environment Canada, EPA y EEA, entre otras (OCDE, 1998; Environment Canada, 2002; EEA, 2002; EPA, 2003).

 

Cambio de uso del suelo y silvicultura

Cerca de tres cuartas partes de las emisiones antropogénicas de CO2 se ha generan por la quema de combustibles fósiles, mientras que alrededor del 18 por ciento se debe principalmente a cambios en el uso del suelo, siendo la deforestación el principal proceso involucrado (IPCC, 2001). La vegetación terrestre y los océanos captan juntos aproximadamente la mitad de las emisiones de CO2 (IPCC, 2001). La eliminación de la cubierta vegetal altera el balance del flujo de carbono (Houghton, 2000; WRI, 2000), ya que al mismo tiempo que se reduce la cantidad de carbono que puede ser fijado por las plantas, éste se genera por la descomposición de materia orgánica (Semarnat-INE, 2004). En contraste, mediante la reforestación se promueve la captura de carbono (Semarnat-INE, 2004). Para dar una idea de la importancia de la eliminación de la cubierta vegetal, un estudio sobre el flujo anual de carbono en el Amazonas reportó que se emitieron 200 millones de toneladas anuales de carbono en el periodo 1989-1998 por efecto de la deforestación y el abandono de tierras agrícolas (Houghton, 2000). En México, aunque no se cuenta con una serie histórica, se tiene una estimación promedio para el periodo 1993-2002 de la emisión y captura nacional de CO2 por uso del suelo, cambio de uso del suelo y silvicultura que refleja la presión que ejerce una de las principales fuentes de emisión de CO2. La EPA incluye en sus inventarios de emisiones la información referente a emisión por cambio de uso de suelo y silvicultura (EPA, 2003).