Indicadores de respuesta
Monitoreo de la calidad del aire
Un adecuado manejo de la calidad del aire requiere de un enfoque integral que incluya, entre otros elementos, un sistema de monitoreo del aire (WB, 1998). A través del monitoreo se pueden conocer las tendencias de la calidad del aire, así como determinar qué áreas urbanas o industriales cumplen con las normas establecidas (EPA, 2003). Además, permite definir políticas para el control de la contaminación, así como modelos de dispersión de contaminantes y modelos de predicción que a su vez apoyan la toma de decisiones (WB, 1998, 2002). Dada su importancia en la gestión ambiental, se incluye como indicador las zonas metropolitanas o poblaciones con monitoreo de la calidad del aire. Esto muestra la cobertura de la red de monitoreo en el país como una medida de respuesta social a la problemática. Aunque muchos países poseen sistemas de monitoreo, no se cuenta con referencia internacional sobre este indicador.
Proaires
Como respuesta a la problemática se establecieron los programas para mejorar la calidad del aire (Proaires). Estos programas representan uno de los principales instrumentos desarrollados para revertir las tendencias de deterioro. Además, incorporan una visión de mediano y largo plazos y proponen acciones concretas para la reducción y control de las emisiones (Semarnat-INE, 2000; Semarnat, 2003). Los Proaires se han implantado en zonas metropolitanas que por sus características, como número de habitantes, actividades industriales, parque vehicular, generación de electricidad, condiciones climáticas y geográficas entre otras, presentan los mayores problemas de contaminación atmosférica. Los índices de cumplimiento de las acciones contempladas en los Proaires permiten conocer la efectividad de las medidas y su relación con el deterioro ambiental. Sin embargo, aun no se cuenta con un seguimiento sistemático de las acciones propuestas. En este contexto, el número de ciudades con Proaire refleja la respuesta que se da a la problemática de la calidad del aire a través de la paulatina adhesión de las zonas metropolitanas a esta política nacional. Aunque varias ciudades internacionales cuentan con programas dirigidos a combatir la contaminación del aire, no hay referencia internacional para este indicador.
Inversión en el abatimiento y control de la contaminación del aire
El estado es responsable de proveer y mantener una amplia variedad de bienes públicos (seguridad nacional, seguridad pública, salud y educación básicas, infraestructura, etc.), entre los que se encuentran los ambientales (conservación de la biodiversidad terrestre y marina, aire, agua, manejo y disposición de residuos, estabilidad de cuencas hidrológicas, etc.), los cuales deben ser de buena calidad. Para el problema de la contaminación se han propuesto diversas acciones orientadas a su mejora, sólo que llevarlas a cabo requiere de la inversión de recursos económicos (Quadri, 2002; OCDE, 2003). El control y abatimiento de la contaminación (CAC) se definen como aquellas actividades directamente enfocadas a la prevención, reducción y eliminación de la contaminación o problemas generados como resultado de los procesos de producción o consumo de bienes y servicios (OCDE, 2003). El indicador de gasto del sector público en el abatimiento y control de la contaminación del aire permite conocer el monto de los recursos que se asignan para prevenir y combatir la contaminación de la atmósfera y, cuando se interpreta en conjunto con indicadores sobre políticas ambientales, permite evaluar su eficiencia. El indicador es propuesto, ya sea agregado o desagregado por concepto (agua, aire suelo, etc.), por la OCDE, la Unión Europea en el Sistema Europeo de Recopilación de Información Económica sobre el Ambiente y por la ONU en el Sistema de Contabilidad Económica y Ambiental (European Communities, 2002; Quadri; 2002; OCDE, 2003; UN et al., 2003).
Combustibles mejorados
Finalmente, una de las políticas prioritarias para mejorar la calidad del aire, se refiere a la mejora de los combustibles, tanto gasolina como diesel. En la actualidad, México cuenta con combustibles vehiculares de mejor calidad. La presencia de azufre en los combustibles aumenta el desgaste en el motor de los vehículos, deteriora el aceite lubricante, corroe el sistema de escape y disminuye la eficiencia y durabilidad del convertidor catalítico que ya está en uso en México (Gobierno del Estado de Jalisco et al., 1997; Secretaría de Ecología et al., 2002). Es por ello que el indicador contenido de azufre en gasolinas y diesel muestra el esfuerzo que se hace para reducir los efectos negativos directos e indirectos de este elemento.

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