Suelos


Indicadores de estado


Suelos degradados

El problema de la degradación del suelo afecta a un gran número de países en el mundo. En respuesta, muchos de ellos colaboran actualmente con agencias internacionales especializadas en la investigación y evaluación de los procesos y factores involucrados en la degradación y desertificación del suelo (UNCCD, 2012). En este contexto, México ha realizado diversos estudios sobre la degradación y erosión de los suelos en su territorio, los cuales han producido estimaciones que oscilan entre el 45% y valores cercanos a la totalidad de su superficie (Semarnat, 2009). Por ejemplo, Baldwin (1945) estimó el 45% de la superficie nacional con problemas de degradación, la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH, 1965) estimó el 69% de afectación, Andrade (1976) estimó la erosión en 80%, Estrada y Ortiz (1980) en 98%, García-Lagos (1983) en 71% y Geissert y Rossignol (1987) calcularon el área afectada en 86% (todas en INEGI-Semarnap, 1998). Sin embargo, cabe señalar que el uso de diferentes métodos de evaluación y deficiencias en el trabajo de campo impiden la comparación de los resultados obtenidos. El conocimiento de la extensión y distribución espacial de la degradación de suelos en el país es indispensable tanto para el diseño de programas de restauración, conservación y mejoramiento de suelos, como para evaluar los efectos de las actividades antrópicas sobre este recurso (Cotler et al., 2007). La superficie afectada por degradación edáfica se ha establecido en muchos países como indicador de estado, empleando diferentes enfoques de estudio (económicos, sociales y ambientales). Por ejemplo, el Sistema de Indicadores de Desarrollo Sostenible para Argentina (2012), considera la erosión hídrica y eólica. La ONU considera dentro de su lista de Indicadores de Desarrollo Sostenible a la superficie afectada por salinización y anegamiento, así como por la desertificación (UN, 2007) y la OCDE lo integra en la problemática ambiental derivada de actividades agrícolas (OECD, 2013). La FAO y la International Soil Reference and Information Center (ISRI) publicaron el Guiding principles for the quantitative assessment of soil degradation, donde se resumen las principales características de los indicadores relacionados con degradación de suelo (van Lynde et al., 2004).