Introducción


 

El patrón de asentamientos humanos en México, al igual que en la mayoría de los países en el mundo, ha estado condicionado por el acelerado proceso de urbanización. Se estima que durante el siglo XX el número de ciudades en México creció 11 veces y la población urbana aumentó casi 46 veces, en contraste con la población rural que sólo duplicó su tamaño original.

Fue el fenómeno de la industrialización y sus actividades colaterales las que impulsaron en México el acelerado proceso de urbanización y así, durante la segunda mitad del siglo XX, el país sufrió una profunda transformación al dejar de ser una sociedad rural a una predominantemente urbana.

En un desarrollo ulterior, desde 1940 la expansión física de varias ciudades de México sobre el territorio de dos o más estados o municipios ha dado lugar a la formación y crecimiento de zonas metropolitanas, las cuales han jugado un papel central dentro del proceso de urbanización del país. Las zonas metropolitanas son los elementos de mayor jerarquía del sistema urbano de México.

Las implicaciones de este fenómeno en los recursos naturales y el medio ambiente han sido determinantes, modificando la extensión y condiciones de conservación de los hábitats naturales, poniendo en riesgo la supervivencia de numerosas especies vegetales y animales, así como afectando regionalmente balances de los ecosistemas que incluye la distribución y disponibilidad del recurso Agua.

Esta sección ilustra el crecimiento de la población del sistema urbano nacional tal y como es caracterizado por el Consejo Nacional de Población (CONAPO) con base en estimaciones a partir de los Censos y Conteos de población y Vivienda. También muestra los resultados del trabajo que realiza el Grupo Interinstitucional conformado por CONAPO, la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), y el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) en la identificación y delimitación territorial de las zonas metropolitanas.