Recuadro Disponibilidad de agua en el futuro  
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La escasez del agua es uno de los temas más importantes de la agenda ambiental global. El problema fundamental de la disponibilidad se debe a que mientras la cantidad del líquido es prácticamente constante, la población humana se incrementa al igual que su demanda de alimentos, energía y servicios. Se estima que en el 2025 cerca de dos terceras partes de la población mundial podrían enfrentar condiciones de estrés hídrico y 1 800 millones de personas vivirán en países o regiones en condición de total escasez de agua (UNEP, 2007).

En México se calcula que entre 2012 y 2030 habrá una reducción de poco más del 14.8% en la disponibilidad del líquido por habitante, la cual pasaría de 4 028 a 3 430 m3 (Conagua, 2014). Si en el año 2012 los habitantes de cuatro regiones hidrológico-administrativas tenían ya una muy baja disponibilidad per cápita y la región Aguas del Valle de México se encontraba en la categoría de extremadamente baja, para 2030 los pronósticos señalan que dos regiones más pasarán a formar parte de la lista de las regiones con disponibilidad extremadamente baja (Tabla a).

 

 
Tabla a. Proyección de la disponibilidad de agua per cápita por región hidrológico-administrativa, 2012 y 2030
 
     
 

La creciente urbanización también podría incrementar gravemente la presión sobre los recursos hídricos locales y, en algunos casos, sobre los recursos de regiones vecinas en el futuro. En 1950, de los 2 500 millones de habitantes del planeta, 29% vivía en zonas urbanas, mientras que el otro 71% (cerca de 1 800 millones de personas) habitaba zonas rurales. Para el año 2050, la situación se invertirá: cerca del 70% de la población global (6 500 millones) vivirá en ciudades y el resto (2 790 millones de personas) ocupará las zonas rurales (UN, 2008). En México en 1970, 51.7% de la población vivía en zonas urbanas, y se calcula que para el 2030 podría aumentar hasta el 75.2% (Conagua, 2014), lo que podría exacerbar la condición crítica de abasto de agua en las regiones centro, poniente y algunas zonas del norte del país.

El desarrollo económico y el cambio climático también podrían tener un impacto importante sobre la disponibilidad de agua. En el primer caso, el mejoramiento gradual del bienestar de las sociedades, que tiende a incrementar el consumo de agua por habitante, podría ocasionar un aumento en la demanda del líquido y presionar aún más a las fuentes de abasto (UN, 2007). Respecto al cambio climático, se piensa que podría tener un efecto importante alterando la disponibilidad geográfica y temporal. En el caso de México, donde las temperaturas promedio a nivel nacional han aumentado 0.85°C, los escenarios proyectan un clima más errático en el futuro. Los diferentes modelos estiman que las precipitaciones podrían disminuir en promedio hasta un 10% en la mayor parte del territorio nacional (con regiones donde la disminución pudiera ser mayor), lo cual podría poner en riesgo no sólo la producción alimentaria e industrial, sino también el suministro de agua a la población (Semarnat, 2014).

 

 

Referencias

Conagua, Semarnat. Estadísticas del Agua en México. Edición 2013. México. 2014.

Semarnat. Programa Especial de Cambio Climático 2014 – 2018 (PECC). México. 2014.

UN. Indicators of sustainable development: Guidelines and methodologies. Third edition. United Nations. N. Y. 2007.

UN. World Urbanization Prospects. The 2007 Revision. Executive Summary. USA. 2008.

UNEP. GEO 4. Global Environmental Outlook. Environment for development. United Nations Environment Programme. Malta. 2007.