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4.1 La biodiversidad mexicana

La diversidad biológica de México es una de las más importantes a nivel global. La compleja fisiografía del territorio, su variedad de climas y su historia geológica han creado una gama de condiciones que hizo posible la coexistencia de especies tropicales y boreales y la diversificación de muchos grupos taxonómicos dentro del territorio (Espinosa et al., 2008). En los tres niveles en los que se estudia la biodiversidad (ecosistemas, especies y genes) México posee una riqueza excepcional, por lo que es considerado junto con Brasil, Perú, Indonesia y China, entre otros, como país “megadiverso” (Figura 4.1.1).

 

 
Figura 4.1.1 Riqueza de especies de los países megadiversos para distintos grupos taxonómicos

 
     
 

Se calcula que el país alberga entre el 10 y 12% de las especies terrestres en una extensión equivalente al 1.4% de la superficie terrestre mundial. A la fecha se han registrado 5 512 especies de vertebrados (alrededor del 10% de las conocidas en el mundo), de las cuales la mayoría son peces (2 716 especies) y aves (1 096). México ocupa el segundo lugar mundial en reptiles (con 804 especies), el tercero en mamíferos (con 535) y el cuarto en anfibios (361). En cuanto a invertebrados, se tienen registradas alrededor de 65 mil especies, en su mayoría insectos (poco menos de 48 mil especies; Figura 4.1.2).

En lo que respecta a la flora nacional, México está entre los cinco países con mayor número de especies de plantas vasculares: se han descrito poco más de 25 mil especies (la mayoría angiospermas: 23 791 especies), lo que equivale aproximadamente al 9.1% de las especies descritas en el mundo (alrededor de 272 mil; Figura 4.1.2). Respecto a los hongos, se han registrado alrededor de siete mil especies, lo que equivale a cerca del 10% del total conocido en el mundo.

 

 
Figura 4.1.2 Diversidad de especies de hongos, plantas y animales en el mundo y en México
 
     
 

En nuestro país la biodiversidad no se distribuye de manera homogénea; existen regiones particularmente ricas en especies, como el Eje Neovolcánico Transversal, las Sierras Madre Oriental y Occidental y las zonas donde confluyen las regiones Néartica y Neotropical (Koleff et al., 2008). Los estados de Oaxaca, Veracruz y Chiapas encabezan la lista de las entidades con más especies de vertebrados, plantas vasculares y artrópodos, sin embargo, debe destacarse la riqueza en especies de vertebrados de zonas áridas que tienen los estados del norte de la República (Mapa 4.1.1).

 

 
Mapa 4.1.1 Riqueza de especies por grupo taxonómico por entidad federativa
 
     
 

Las cifras citadas anteriormente no son definitivas; la riqueza de especies aumentará para muchos grupos taxonómicos en la medida en que se profundice el estudio de la diversidad y de zonas del país que hasta el momento han sido poco exploradas. Es importante decir que aunque el inventario de la riqueza biológica nacional ha avanzado significativamente, grupos como los hongos, los invertebrados (terrestres y acuáticos) y los organismos microscópicos, por citar sólo algunos casos, no han sido suficientemente estudiados, así como también ciertas zonas geográficas y ecosistemas (como es el caso de los arrecifes de coral y las profundidades oceánicas, por ejemplo; Escobar et al., 2009). Las estimaciones sugieren que en algunos grupos de invertebrados (como en el caso de los insectos), el número de especies en el país podría duplicarse en el futuro (Figura 4.1.2).

La biodiversidad mexicana también resalta por su alto índice de endemismos, es decir, por la presencia de especies que solamente se encuentran dentro del territorio mexicano. Del total de vertebrados que habitan en nuestro territorio, 20% son endémicos; si se examina por grupos, el 46% de las especies de reptiles son endémicos (368 especies de 804 totales); 30% de los mamíferos (161 de 535), 48% de los anfibios (174 de 361) y 11% de las aves (125 de 1 096 especies: Figura 4.1.3). Por su parte,  de las especies de plantas vasculares que se conocen en el país, se calcula que entre 50 y 60% son endémicas (Sarukhán, 2009), con algunas familias botánicas excepcionalmente ricas en endemismos, como las orquídeas y cactáceas, de las cuales alrededor del 60 y 50% de sus especies, respectivamente, sólo habitan nuestro país.

 

 
Figura 4.1.3 Grado de endemismo para distintos grupos taxonómicos en México
 
     
 

En lo que respecta a los tipos de vegetación, la diversidad en México es tan alta como la de China, India, Perú y Colombia. En nuestro país pueden encontrarse casi todos los tipos de vegetación reconocidos en el mundo, que van desde las selvas cálido-húmedas, los bosques templados y los bosques mesófilos de montaña, hasta los matorrales xerófilos, los pastizales naturales y la vegetación halófila y gipsófila (Challenger y Soberón, 2008). Para mayores detalles sobre la vegetación nacional y su dinámica en el país, consultar el Capítulo 2 sobre Ecosistemas terrestres.

La riqueza de ecosistemas acuáticos también es notable. En la zona marina pueden encontrarse desde los ecosistemas de mar abierto y las zonas profundas (incluyendo los arrecifes de aguas frías), hasta las comunidades de pastos marinos y de arrecifes coralinos de aguas cálidas y poco profundas. En las zonas terrestres, los ecosistemas acuáticos de agua dulce también son diversos, destacando los de ríos, lagos y lagunas.

En el tercer nivel de estudio de la biodiversidad, el de la variabilidad genética de las especies silvestres, poco se conoce. El número de especies estudiadas resulta pequeño si se considera la enorme diversidad que alberga el país. Se cuenta con estudios de la riqueza genética de alrededor de 200 especies, que incluyen algunos  microrganismos, como las bacterias fijadoras de nitrógeno, patógenos como Escherichia coli (la cual mostró la diversidad genética más alta reportada para cualquier organismo en el resto del mundo), el protozoario Trypanosoma cruzi (causante de la enfermedad de Chagas) y algunas especies de coníferas, encinos, cactáceas, mangles, epífitas, cícadas, parasitoides, áfidos, aves y mamíferos marinos (ver Piñero et al., 2008).

 

Referencias

Challenger, A., y J. Soberón. Los ecosistemas terrestres. En: Conabio. Capital Natural de México, Volumen I: Conocimiento actual de la biodiversidad. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. México. 2008.

Escobar, F., P. Koleff y M. Rös. Evaluación de capacidades para el conocimiento: el Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad como un estudio de caso. En: Conabio-PNUD. México: capacidades para la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad y Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. México. 2009.

Espinosa, D., S. Ocegueda, et al. El conocimiento biogeográfico de las especies y su regionalización natural. En: Conabio. Capital Natural de México, Volumen I: Conocimiento actual de la biodiversidad. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. México. 2008.

Koleff, P., J. Soberón, et al. Patrones de diversidad espacial en grupos selectos de especies. En: Conabio. Capital Natural de México, Volumen I: Conocimiento actual de la biodiversidad. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. México. 2008.

Piñero, D., et al. La diversidad genética como instrumento para la conservación y el aprovechamiento de la biodiversidad: estudios en especies mexicanas. En: Conabio. Capital Natural de México, Volumen I: Conocimiento actual de la biodiversidad. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. México. 2008.

Sarukhán, J., et al. Capital Natural de México. Síntesis: conocimiento actual, evaluación y perspectivas de sustentabilidad. Conabio. México. 2009.

 

 

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